jueves, 26 de febrero de 2009

Con dos huevos

No prejuzgo cómo le está el traje a Camps ni quien lo paga (todavía no han salido los títulos de crédito y no se sabe quién es el encargado de vestuario, el de reparto, los protagonistas o las estrellas invitadas, ni el director), pero sí tengo claro que la indumentaria de legislador no le tira de la sisa, le queda holgada y hasta vaporosa.
Que en Cataluña se prepara un Estatuto de aquí te espero, discutido y discutible, él, ni corto ni perezoso, se reserva para el Estatuto Valenciano lo mismo. Por lo menos. Es lo que se llamó la Cláusula Camps. «Haga el favor de poner atención en la primera cláusula porque es muy importante. Dice que la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte.» Que se polemiza en torno a la Educación para la Ciudadanía, él ofrece dos asignaturas por el precio de una: educación en inglés. Hace como Groucho en Una noche en la ópera, mejora cualquier oferta con un par de huevos. «Y también dos huevos duros», decía el más genial de los Marx. Eso le reprochaba Felipe a Aznar en un debate televisivo, que el líder popular hiciera lo que el popular filósofo y comediante americano.
Recientemente se han oído voces críticas sobre el Plan E, sobre todo desde la hipótesis, absolutamente verosímil, de que semejante derroche de fondos con cargo al erario público va a tener nula efectividad en la creación de empleo. El Sr. Camps siempre da más, dos más. Es capaz de llegar al tres en uno. El martes publicaba el Diari Oficial de la Generalitat el Decreto-Ley 1/2009, “por el que se constituyen y dotan tres planes especiales de apoyo destinados al impulso de los sectores productivos, el empleo y la inversión productiva en municipios”. ¿No querías caldo?, pues toma, tres tazas. Y dos huevos duros.
Es la guerra contra la crisis. ¡Más madera!

De cine

La edición digital de 20 minutos publicaba, a principios de esta semana, que un italiano de 45 años se iba a someter a una operación de cambio de sexo para meterse a monja y entrar en un convento. De película. Encima, para que resulte más almodovariano, el aspirante a novicia ha tropezado con un muro de incomprensión pues ni su párroco ni el obispo de la diócesis (no sé cuál, porque era en Roma pero creo que no se trataba de Ratzinger) han querido recibirle. No sé si esperaba que le financiaran la intervención con el cepillo o con la casilla de la declaración de la renta. O como “doctores tiene la Iglesia”, a lo mejor pensaba que le podían arreglar lo suyo sin salir de la institución. Están locos estos romanos, que dice Astérix.
Sólo cuenta con el apoyo de una organización, Casapound, que en su web dice actuar contra la usura y la carestía y por la justicia social. Distintos medios de comunicación italianos –siempre según 20 minutos- destacan la fe y el fuerte ideal cristiano de Marco, nombre ficticio por el que conocen al postulante.
Como dijo Pe(nelope): “¡Peedroooo!”
xxx
P.D. Hoy, 27 de febrero, publica 20 minutos que todo ha sido una broma de Casapound, al que califica como un grupo de extrema derecha.

Más sobre el hombre de la maza

Circula esto por la red, con la petición explícita de que se reproduzca:

Emilio si lees este articulo escribe a este correo: JusticieroLazkao@gmail.com o pincha la siguiente web, que durará lo que dure, si no es saboteada, ahí te están recogiendo toda la ayuda que puedas necesitar, dinero (han abierto una cuenta y dice que tiene éxito), ofrecen casa, alojamientos, restaurantes, abogado, etc. en muchos lugares de España, durante tu 'exilio' de tu pueblo Lazkao: http://justicierolazkao.blogspot.com/
Por favor, dejad este mensaje en todos los blogs por si Emilio llega a leerlo. Que sepa que no está solo, hay muchas personas que están ayudándole sin saberlo él.
En http://www.hazteoir.org/ también te podrán dar referencias de la cuenta abierta.
Pásalo hasta que llegue a él. Gracias.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
No, no se puede usar la frase hecha, no se puede decir ”yo también soy Emilio Gutiérrez”, esté uno a favor, en contra, o sea reticente, porque, igual que el arranque de mala leche y valor lo tuvo él y nadie más, las consecuencias las va a pagar solo. Como mucho, con su familia. Una cosa es la empatía o la solidaridad y otra, bien distinta, arrogarse la autoría de actuaciones –sean o no heroicas- que son exclusivas de Emilio.
En blogs y foros, se han suscitado debates sobre si es lícito tomarse la justicia por su mano, sobre la moralidad de la ley del Talión, sobre lo comprensible o admirable de su respuesta visceral, de indignación y hartura, y hasta se ha hablado de un cierto grado de egoísmo, ya que ha reaccionado así cuando le han quemado su casa y no porque hayan matado a un guardia civil. Los hay que lo exaltan como un héroe, un Demolition Man, que, igual que David contra Goliat, se enfrenta a pecho descubierto a fuerzas muy superiores.
Yo, por mi parte, ponía ayer en duda la conveniencia de mostrar su cara en la prensa. A las pocas horas se hizo público que se veía obligado a abandonar su pueblo. Hoy, digo que tampoco era oportuno que apareciese su nombre. Bien, se ha hecho famoso y como esto casi no lo lee más que quien lo escribe, lo reproduzco también, pero no deja de parecerme una torpeza de los medios. La manifestación de los nauseabundos pro-etarras refuerza y justifica la corriente de simpatía que ha creado y de la que, más allá de esas polémicas, participo absolutamente. Ante el Estado de lenidad, que disminuye las penas de los verdugos y agrava las de las víctimas así como sus padecimientos, el estado de necesidad procura atenuantes y hasta eximentes de una conducta tal vez ilegal como ésta.
Como decía ayer, estoy con Emilio.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Con la cara tapada

La noticia (no el hecho en sí ni, desde luego, la espoleta que lo provoca) es bonita: un vecino de Lazkao, cuya vivienda se ha visto afectada por una bomba de ETA, la emprende con una herriko taberna a golpes de maza.
Vale que él era el primero que, aún en su ofuscación, sabía lo que se jugaba, como también es cierto que estaba identificado por los destinatarios de su ira, por los causantes de su rabia, nada más arrear el primer mazazo, pero no había necesidad de añadir riesgo sacándolo a cara descubierta. Ayudar de ese modo a la banda en su tarea asesina era perfectamente evitable. Muchos medios digitales publican hasta vídeos que nos permiten colaborar con él en cada golpe. Eso sí, agarramos el astil metafóricamente, en apoyo moral, y desde prudente distancia.
Hoy, menos veinticuatro horas después del rapto de enajenación, ya han aparecido carteles en el pueblo en los que le tachan de fascista. Afirma que el ver a un grupo de batasunos riéndose del atentado desató su día de furia. ¡Cuantos no lo habrán tenido y han reprimido la respuesta! ¡Y qué decir de quienes han sufrido daños personales! ¡Cuánto sufrimiento el de las víctimas! ¡Cuánto aguante y cuánta hartura!
Tenían que haberle colocado un pasamontañas como he hecho yo. No era tan difícil.

lunes, 23 de febrero de 2009

¿Dimisión a dedo?

Salvo prueba de cargo o confesión de parte, es imposible saber si las dimisiones son voluntarias o inducidas, así que nos quedaremos con la duda de si la renuncia del Sr. Bermejo es equiparable a su nombramiento o ha sido fruto de una decisión exclusivamente personal en la que no ha tenido nada que ver Zapatero. El mismo índice sirve para designar y para señalar el camino de salida.
Decía ayer en un post que estaba perdido, pero no imaginaba hasta qué punto iba a acertar con mi diagnóstico. También me referí al proverbio oriental que usó Rubalcaba para desviar la atención de la cacería (“cuando el sabio señala a la luna, el necio mira al dedo”) y advertía de que don Alfredo, todo un maestro de la oratoria política, se estaba quedando con el personal con ese refrán, cuyo tema, precisamente, es el de la distracción, el punto de mira que se desvía de lo importante. Ha caído el dedo que aprieta el gatillo.
Se preguntaban varios columnistas por qué no dimitía el ya ex Ministro de Justicia cuando lo pillaron con Garzón y ese interrogante arreció al saberse que carecía de licencia de caza para Andalucía. Ahí lo tienen: el pájaro ha sido derribado.
Por una vez, el tocayo de Rajoy ha adoptado una decisión –autónoma o forzada por su jefe- que le honra. Sobre todo si es suya. Más vale tarde que nunca.
A ver si cunde el ejemplo.

domingo, 22 de febrero de 2009

Magdalena a Siberia

Magdalena, la mejor vedette del gobierno, nuestra prima donna, se ha ido de tournée a ver cómo se las arreglan los rusos con la nieve. Pero ¿en qué quedamos? ¿No era culpa del hombre del tiempo / de la mujer de la tiempa? ¿No se dijo que el follón era en las carreteras de Aguirre y Gallardón? Que Maleni se vaya a Siberia a aprender a gestionar las nevadas equivale a una declaración de culpabilidad en toda regla, a una confesión de parte. A ver si es que se la manda Zapatero a Putin –igual que se la envió Chaves a él-, con una nota de recomendación para el Gulag.
Y, digo yo, aprovechando el momento Obama, ¿por qué no se ha ido a Alaska –un poner-a ilustrarse sobre el tema? Se puede hacer una porra:
a) A la Ministra de Fomento le interesa conocer una solución socialista (o heredera) y no del capitalismo salvaje.
b) Por miedo a encontrarse con Sarah Palin.
c) Porque, de paso, aprovecha para conocer como funciona el Transiberiano y puede implementar medidas en el AVE. Ave Magdalena, los que van a morir te saludan.
A Magdalena no la entiende el intérprete de ruso o siberiano o lo que sea. Y no te digo nada traducirla: ¡cualquiera! No es ella nadie explicándose, madre mía; lo que pasa es que, a despecho de su nombre, lo hace como si comiera polvorones.
—De Estepa.
—¿De la Estepa Rusa?
—No hombre, no, de mi tierra, de Sevilla. Yo soy Maleni de España y no la de Merimée.
Pues a ver si aprende.

De traje y corbata

Eso sí que ha sido un buen corte, lo del traje de Camps. A don Francisco le han hecho un traje a medida y le han colgado una corbata al cuello, y no de seda precisamente. A cuenta de esa vestimenta, Bermejo se ha puesto el traje de luces y ha sido aclamado (¡torero!) por sus compis diputados. Cuando pensábamos que lo del PP eran trapos sucios, le salen trajes de sastrería exclusiva, de Milano. No eran trapitos, no. Otro urdidor de defenestraciones, Alfonso Guerra, se cargó a toda una directora general de RTVE, Pilar Miró, por cosas de la indumentaria. Hay mucho traje largo y vergüenza corta. Con este vestido para la ocasión, les han hecho un siete.
Y mientras tanto, ¿quién se acuerda de la crisis? El otro día, Sarkozy puso la gestión de la crisis económica española como ejemplo de negligencia y presumió de que la caída del empleo en Francia era cinco veces inferior a la española. Ya se está cobrando la silla de la Cumbre y otras afrentas. ¿Ha ocupado eso muchos titulares? Por la prensa se ha enterado Camps de lo que se le acusaba, así que no tenía tiempo (la prensa digo) para entretenerse en cuestiones económicas menores.
Garzón, ansioso de enchironar, con tanto tiro y tanto auto de choque, se ha estresado. Su ataque de ansiedad, de tenerlo en sus brazos, es un berrinche por inhibición. Que se mejore. Como el que no corre, vuela, Zapatero, el presidente del primer gobierno ¿del mundo? en tener una huelga de jueces, ha salido en su defensa. Los jueces se bastan para defenderse ellos solos, pueden causar indefensión pero nunca a sí mismos. También Rubalcaba ha querido echar su cuarto a espadas ejemplificando con aquel proverbio chino (¿por qué todos los proverbios son chinos y los refranes –una cosa más vulgar y como de andar por casa- españoles?) del que señala a la luna, los necios y el dedo. El Ministro del Interior daba por supuesto que la luna es la corrupción del PP pero yo me pregunto si el paro no es un cuerpo celeste de mayor belleza e importancia. El sabio de don Alfredo señala a una luna falsa, un espejo.
Pasarán más de milanos, muchos más.

Bermejo está perdido

Es como si lo hubieran abducido y llevado 150 Km. más allá, de Puertollano a Andújar, sin comerlo ni beberlo y sin enterarse. Bermejo está desorientado. «¿Dónde estamos?» alega con la mirada extraviada. Teletransportado en estado semiinconsciente. ¡Qué morro tiene!
Bermejo no sabe por dónde anda, no tiene GPS ni Google Maps. Tampoco licencia para matar. Mucho se ha escrito estos días sobre las películas que ha montado: La escopeta nacional sobre todo, y se ha llegado a proponer la creación de una Asociación Estatal del Rifle con él de presidente. Convierte al Parlamento en el mayor espectáculo del mundo y está dejando la judicatura, la justicia, como el planeta de los simios. Nos faltaba un clásico de nuestra más tierna Transición, uno que comparte cartel con La trastienda y Experiencias prematrimoniales: Furtivos.
Bermejo es, para su partido, lo que en el futbol se llama un perro de presa. En estos días, más que un pitbull o un sabueso de caza parece un yorkshire enfadado.
Ha perdido el norte. Los papeles no, porque no los tenía.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Estado de delación

El delator siempre ha tenido mala fama no sólo entre sus víctimas sino incluso entre sus beneficiarios. En los cronicones de las lecturas escolares, en aquellas viejas enciclopedias con que se educaba a la ciudadanía menuda, se contaba cómo Servilio Cepión ordenó deshacerse de los embajadores lusitanos Audaz, Ditalco y Minuro después de que mataran a Viriato. Instigó el asesinato y luego les retribuyó de ese modo, ejecutándolos, con el comentario de que “Roma no paga a traidores”. La figura canallesca del delator ya generaba una corriente de antipatía, de desprecio, antes de Cristo; o sea de Judas.
En este país, que es un coto en el que la prensa rosa tiene licencia de caza con puesto y armas privilegiados, donde el chismorreo es parte consustancial de la España profunda –que es profundamente superficial-, nos enteramos, gracias a las filtraciones, de los trapos que ensucian la casa del PP, de las juergas cinegéticas que se monta el ministro Bermejo y de lo que se cuece –aún bajo secreto de sumario- en el despacho de Garzón. Y gracias a que nos enteramos.
El reverso del chivatazo, aunque no siempre lo contrario, es la discreción; pero quien calla, en realidad, ni dice ni otorga. Todo depende de lo que se pregone o se silencie. De todas formas, hay una tipo denigrante de confidente institucionalizado, característico de los regímenes totalitarios, como el CDR cubano, que se integra en el aparato represivo del Estado.
La ocultación también puede constituir un grave delito, de los que se cometen por omisión. Ahí está la complicidad homicida del encubridor. En un caso como el de Marta del Castillo hubiera ayudado que quien sabía del asunto, aparte del asesino, lo hubiera comunicado. Nos guste o no, los soplones siempre han prestado un servicio a la justicia y a la Justicia. Por eso, desde el Ministerio de Justicia se ha instruido a los secretarios para que no guarden el secreto y delaten a los jueces que hagan huelga.
La que se puede liar.

lunes, 16 de febrero de 2009

Muerte a la carta

La pasada semana, ya sabemos con qué antecedentes, la edición digital de 20 minutos lanzaba esta noticia: “Más de 60.000 españoles han hecho testamento vital para decir cómo morir”. Bueno, mucho decir es eso.
Sin adentrarse en eutanasias ni otros mares, lo primero que a uno le produce esa noticia es una gran extrañeza: Que una persona le explique a otra del mal que se tiene que morir equivale a soltarle el peor de los exabruptos, a lanzarle la más fiera diatriba, algo de una agresividad verbal extrema. Ciertamente la gente se muere –nos morimos- de algún mal, nunca de nada bueno, ¿y ahora van 60.000 fulanos y piden u ofrecen un adelanto…? Pues vaya. Miguel de Unamuno dejó claro que entre las mayores tragedias del ser humano estaba la capacidad de anticipar la muerte, en el sentido de tener certidumbre absoluta de ella. Conocer su causa o momento ya es la releche de jodido.
Insisto, al final será lo que Dios quiera, pero entretanto todos elegiríamos –así en principio- morir tarde, quiero decir viejos, y antes morir que perder la vida y mucho menos que te la quiten. Según el enunciado, a mí, ese plan de muerte, ese designio macabro, me suena a ofrecimiento de tapas: tengo gambas, chipirones, bravas, calamares, sepia o salpicón. Para que nos entendamos, he hecho un somero inventario de las posibilidades que tendría el menú:
—Por falta de riego, de abono, de cuidados, de aire, de sol, de atención, porque le ha llegado a uno su hora.
—Con fe, con falta de fe, con dolor, con ansiedad, con preocupación, con tranquilidad, con pánico, con dolor, con temor, con indiferencia (éste es raro de los cojones), consciente, con plenitud de facultades, con todo arreglado, con asuntos pendientes, con inquietud, con esperanza, con desesperación, con mucha pasta o en la indigencia.
—En la cama, en la bañera, en el recibidor, ante el televisor, en la calle, en el trabajo, en el bar, en la batalla, en soledad, en compañía, en guerra, en paz.
—De día, de noche, entre dos luces, de accidente, de enfermedad, de viejo, de estar vivo, que es lo único que hace falta para morirse, de muerte natural, de repente, de frío, de miedo, de pena, de asco, de sueño, de amor, de aburrimiento, de envidia, de cansancio, de risa, de gusto.
Esto es como lo que dice un amigo cuando vamos a un bar. Una vez se digna atendernos el camarero (y se desengaña de que formemos parte de la decoración del local, según este mismo amigo), en vez de pedir una caña, un cortado, un carajillo o un Trinaranjus, a la pregunta de «¿qué quieres?», últimamente le da por responder: «una muerte ligerica».
Pues eso coño. ¿Qué más se puede pedir?

viernes, 13 de febrero de 2009

Los cazadores, ¿cazados?

Se han expresado dudas sobre la jurisdicción de la Audiencia Nacional en el tema que salpica (de corrupción) al Partido Popular. Sean o no razonables, sólo la mentalidad sectaria puede explicar que haya quien considere que ya no es necesario ni siquiera guardar las formas. La mentalidad sectaria, el estar convencidos de la superioridad moral propia, de la maldad intrínseca del enemigo (el PP es enemigo político de Garzón, qué duda cabe) y de estar en posesión exclusiva de la verdad. Tiene delito.
Si, como parece, aquí hay tomate, Garzón se debe quitar de en medio por cuestión de salubridad judicial, o lo que pudiera quedar de ese extraño concepto. No es preciso invocar el artículo correspondiente de la Ley de Enjuiciamiento, ni seguir tomando por imbécil al personal; sencillamente su abstención impediría que una eventual condena contra el PP apareciese contaminada por la sospecha. Con todos los “supuestos” (tráficos de influencias, delincuentes, enemistades manifiestas, cohechos, responsables, animosidades) que quieran. Piensa mal, con todos, y acertarás.
No sé si Trillo estuvo o no afortunado en la manera de plantear sus exigencias, pero es que el propio Garzón tendría que abstenerse sin esperar un segundo. En cualquier caso, siempre ayuda separar hechos (por ejemplo, que el juez estuvo de montería con don Mariano Fernández Bermejo) y opiniones (como que la reacción de Rajoy y los suyos fue desmesurada o tibia): los primeros son incontrovertibles y las opiniones, discutibles. En eso nadie se muestra exquisito y se mezclan sin claridad de juicio ni pudor. Y los menos escrupulosos son los medios de comunicación adictos.
Yo, sin embargo, aún espero que de un momento a otro nos sorprendan con alguna como la de Wyoming y todo esto dé un nuevo giro.

jueves, 12 de febrero de 2009

¿Qué quieren que les diga?

Es verdad que parece que han organizado una batida, una cacería al acecho, una montería a la espera y con reclamo, porque la cosa adquiere distintas tonalidades, hay varios frentes abiertos y estrategias diversas. Por partes: el tema de la corrupción y la podredumbre interna nadie lo ha centrado mejor que Antonio Basagoiti. Con la seriedad que requería el caso, se ha quejado de que, mientras en Euskadi los concejales del PP dan la cara y la vida por sus ideas y su visión de España, haya conseguidores que utilicen el nombre del partido para llevarse crudo el trozo que pueden. Y no es menos intolerable por el hecho de que en todas partes cuezan habas. Unos posts más abajo (Una pregunta para Rajoy) criticaba la falta de respuesta de los populares a los retos que se les planteaban como partido en la oposición. O mejor dicho, subrayaba que se manifestaban enfangándose cada vez más. Hoy debo reconocer que, muchas veces, lo que dicen ni llega ni se escucha. Hasta las excusas de las piezas sirven para colocarlas mejor en el punto de mira, en la diana.
El martes, 10, en el informativo Catorce horas de RNE, cuando arreciaba el asunto, le pusieron un micro a Camps para que diera explicaciones sobre las salpicaduras de la trama en su tierra. Daba igual, porque lo que dijo, en valenciano, lo tradujo Marc Sala como le dio la gana y sin relación con lo dicho. Y eso que él (lo digo por el nombre) seguramente podía saber de qué estaba hablando, pero el que no lo entendiera en la lengua de Ausias March y de Raimon se quedó sin conocer las palabras de Camps. Hoy jueves, día 12, a las 7,30, Juan Ramón Lucas, conductor del programa En días como hoy, se mofaba de la comparecencia de Rajoy y los suyos en comandita solemne. La escenificación de la protesta a cargo de la ejecutiva al completo le ha servido a la radio pública para sumarse a la partida de escopetas de El País y Público, que se cachondean de lo que califican como teorías conspirativas, y a las risotadas como tiros del Ministro de Justicia. Para éste, los populares, cornudos y apaleados, son motivo de la mayor hilaridad. Si feo está lo de la corrupción, tampoco está bonito la que han montado Bermejo y Garzón. Lo uno no quita lo otro.
Así que hoy da igual lo que diga Rajoy. Suena a ese grosero y viejo dicho: Te pongas como te pongas, te tengo que joder.

sábado, 7 de febrero de 2009

Economía de campeonato

Me gusta neologizar. Con perdón y con respeto al diccionario. Practicando ese deporte, me he aplicado a buscar la palabra que mejor podría definir nuestra economía, tal y como fue descrita por Zapatero y según se recoge en el título del post. Consciente de que una de las pocas leyes que se cumplen de buen grado (también en lingüística; no digamos en economía, donde es consustancial) es la del mínimo esfuerzo, he procurado estar a las doctrinas de Sebastián y a sus recomendaciones de bombillas de bajo consumo, pero consumo nacional. Aquí está el resultado: el economato. Se trata de un concepto nuevo, sincrético, autárquico y autoabastecido.
Es verdad que cuando el Presidente habló de la Champions League, estábamos como jugando otro torneo, pero todo evoluciona y ahora vamos a por la medalla de oro del desempleo. De todas formas, hay que estar vigilantes con el uso de la calculadora y pedir fair-play.
En las imágenes se describe este camino, un compendio de virtudes: citius, altius, fortius, que no sabemos dónde nos llevará. ¿Llegaremos a la cifra record de cuatro millones?
De momento, hemos pasado de la champions al parolímpico.

jueves, 5 de febrero de 2009

Guayomin-i trua puants

He seguido, mayormente por Internet, el pulso televisivo que han mantenido el así autollamado Gran Wyoming y un tal Xavier Horcajo, a quien no tenía el gusto. Tengo que decir –confieso que con cierto regocijo- que no coincido con ninguna de las opiniones que circulan por esos mundos virtuales. Los que hablan de falta de deontología, por endosarle el montaje a Más se perdió en Cuba, no consideran, ni por un instante, que la difusión de unas imágenes grabadas con un móvil, de manera solapada y sin consentimiento de su protagonista, es una canallada. O lo hubiera sido de no mediar el fake: para el caso, es lo mismo. Si recordamos que el vídeo se recibió como una victoria moral, se entienden las reacciones posteriores. Había en él algo de aquellos timos antiguos cuyo éxito dependía del afán de rapiña del primo y de su falta de escrúpulos para aprovecharse del prójimo. Ni creo en el valor informativo del documento ni en nada que se sitúe por encima de los derechos individuales; el interés público, al que se suele acoger el que los conculca, debe valorarse con criterios muy restrictivos. Tampoco comparto esa teoría, igualmente acuñada por los tribunales y que se podría pretender de aplicación al caso, de que quien ha vendido su intimidad, de forma continua u ocasional, pierde su derecho a preservarla para lo sucesivo y concede a los periodistas el derecho de asaltarla cuanto les venga en gana. ¿Hay acaso barra libre para violar prostitutas? Espero que no.
Esta polémica, como en muchas otras, se ventila en la delgada línea que separa el humor, la crítica ácida, la ironía saludable, de la broma pesada y zafia, del chiste cutre, fácil y de mal gusto, del odio y el insulto rastrero e inmisericorde y dónde cada cual sitúa esa frontera. A quien no le haga gracia El Intermedio, le basta con no ponerlo, no es preciso ponerlo de vuelta y media, aunque siempre es una opción. Ahora bien, si al presentador de Intereconomía no le gusta el trabajo de una locutora, ¿no es excesivo que la llame puta? A todas luces, el Sr. Horcajo se pasó. Mucho más comedido anduvo Wyoming que lo tildó de “gordito” y gracias. ¡Tan parecidos en el nombre y tan diferentes en el estilo!
No acabo de entender que la adscripción ideológica a una u otra cadena, lo simpático o lo gordo que te caiga el director de un programa, sean motivos suficientes para prestarle apoyo incondicional. Que sea de los tuyos no significa que hayas de justificar todo lo que haga. Eso es propio del hooliganismo más fanático. La capacidad de separar la faceta personal y política de la artística, y de reconocer –en su caso- el talento allá donde se encuentre, denota espíritu crítico e higiene mental.
Ya sé que me faltan elementos de juicio por no haber seguido el asunto ni en directo ni en diferido, pero, por lo visto, me parece incalificable la actitud de Más se perdió en Cuba y el vídeo un castigo (no me atrevo a decir que justo, insuficiente o riguroso) a la fijación enfermiza que, según he podido colegir, tiene su presentador con Wyoming.
Royaume Uni, trois points; United Kingdom, three points; Xavier Horcajo, cero. Patatero.

martes, 3 de febrero de 2009

Episodios radiofónicos nacionales

El regreso del emperador romano le ha dejado a Izquierda Unida, entre Cayo y Julio, un agujero, una laguna, un paréntesis: Gaspar. El califa cesante de la formación, Llamazares, parece desear la vuelta a los reinos de taifas. Me enteré por la radio de su última ocurrencia, por la misma emisora que quiere rebautizar: Dice que el nombre de Radio Nacional de España tiene connotaciones franquistas. De Jaimito. El diputado interino representa con toda propiedad a esa clase política especialista en crear preocupaciones a la gente. Y ese divertimento se produce mientras Maravillas Rojo (jo, qué nombre para toda una Secretaria General de Empleo en estos tiempos) admite que se podría llegar los cuatro millones de parados. También lo he oído en la radio. De auténticos paradores nacionales cabría calificar a los ¿responsables?
A los gobernantes de la República Democrática Alemana no se les ocurrió desmantelar las autopistas construidas durante el III Reich. Otra de las cosas que tienen en común las dictaduras de derechas y de izquierdas es la hipertrofia del Estado. Si la conveniencia de mantener lo que se ha construido es evidente, aún resulta más obvio lo innecesario de cambiar el nombre. No hay más que echar mano del diccionario para ver el significado –por mucho que se pretenda discutido y discutible- del término nación. Claro que puede que la Academia de la Lengua quedara en algún momento estigmatizada por venir calificada como “Real” y yo no me haya enterado. En este país, los nombres y sus cambios actúan como auténticos conjuros. Aunque se ha repetido hasta la saciedad, no me resisto a mencionar el experimento: Junto al sustantivo “nación”, pruébese a colocar los adjetivos “española” o “catalana”. Parecen cosas totalmente diferentes. Y sin embargo, obsérvese en la imagen el primero de los Episodios Nacionales de Pérez Galdós en una edición de 1935. Naturalmente, a nadie se le ocurrió modificar el título.
También hoy se contaba en RNE que, al igual que Guillermo Fernández Vara, presidente de Extremadura, Pérez Touriño no descartaba nacionalizar parte de la banca. ¿Nacionalizar han dicho? ¡Franquistas! ¡So fachas! ¡Ay si Federica Monseny levantara la cabeza!
Nota bene: El saludo a la romana se dirige a los mencionados: ¡Ave Cayo! Que se hubiera cambiado de nombre o de corral.

lunes, 2 de febrero de 2009

Pepiño tiene un par de valores

Anda que no está dando juego ni nada la Sentencia de Educación para la Ciudadanía: Primero Mercedes Cabrera que cuelga en YouTube el anticipo del fallo del Tribunal Supremo antes de que éste tomara la decisión (¿o no?) y luego nuestro hombre que nos viene con esa embajada. El mismo día en que se hizo público el contenido de la decisión judicial, le preguntaron por el asunto y se despachó con esta reflexión, todo un corpus filosófico: «Explicar cómo se usa un preservativo es acorde con nuestros valores»... bueno, y jugar al corro de la patata y al churro va y a la rayuela (que aquí en Valencia se llama sambori) y a los videojuegos y comerse un bocata de salchichón. También ser vegetariano o simplemente no gustarle a uno el fiambre, o ser de un equipo de fútbol, o criar canarios flauta, o cultivar orquídeas, o hacer el camino de Santiago, o veranear en Cullera, o tomar las aguas en un balneario, o degustar whisky de malta, o asistir a exhibiciones de natación sincronizada, o coleccionar posavasos de papel, o practicar pilates o senderismo. Hay cosas que son acordes con los valores democráticos pero son a la vez horrendas o hermosas, repugnantes o atractivas, o cansadas como hacer footing –curioso anglicismo que los anglohablantes no entienden porque ellos lo llaman jogging- o esperar a un autobús que viene con retraso. Pasear en chándal o de punta en blanco por un centro comercial es asimismo agotador y tampoco resulta contrario a otro valor que no sea el del buen gusto; es, antes que nada, una ordinariez. Pues así todo.
Otra cosa distinta sería explicárselo a los niños contra la voluntad de sus padres, pero aparte de que ese es un debate prolijo, por mucho que podamos suponer lo que le pasaba por el magín, no vamos a poner en su boca algo que no ha dicho. O sea, que según y cómo. Sí habría, por el contrario, que puntualizar algunas cuestiones que se desprenden de su pensamiento, de su juicio preclaro: Parece excesivo toda una asignatura para eso en ESO, incluso una sola clase debería bastar, sin embargo, si reparamos atentamente en el aserto, vemos que no se refiere a poner el condón, al procedimiento de colocación, al lugar, modo y precauciones, sino a su uso, cuestión más delicada, extensa y que da para El libro gordo de Petete. Si, además, lo ponemos en relación con lo declarado ese mismo día por la ministra Chacón, que va a abrir el Ejercito a los transexuales, una buena profilaxis aconsejaría algo de instrucción, enseñar a presentar armas, y no me quiero extender. Encima, y hablando de la ministra pacifista de Defensa, cabe un uso alternativo, que se coreaba a guisa de consigna en las manis progres contra la guerra de unos años atrás: “¡Póntelo, pónselo, en la punta del cañón!”
Claro que a lo mejor el tema puede tener una explicación más sensata de lo que parece a simple vista. Lo que no quiere decir que la relación de los condones con los valores constitucionales sea mayor ni más coherente. El País sacó hace tiempo un coleccionable en fascículos, El Libro de la Sexualidad, que tenía una sección fija en cada una de sus entregas: “¿Sabía usted que…” En la correspondiente al capítulo 16 se decía: “Un estudio sobre la efectividad de una campaña sobre el control de natalidad en Asia demostró que era un completo fracaso: el 79% de los hombres había tomado la píldora femenina y un 98% de los hombres encuestados seguía poniéndose el preservativo en un dedo antes de hacer el amor, como habían hecho los médicos en la demostración.”
¡Qué eminencia Pepiño! Es más simple que el mecanismo de un botijo. Se pasa la vida mezclando el culo con las témporas. En su cartera de valores, sólo hay dos: que gane el PSOE y que pierda el PP. No da para más. Ahora sabemos de donde le salen los valores y por donde se los pasa el vicesecretario general del PSOE.

domingo, 1 de febrero de 2009

Una pregunta para Rajoy

—¿Y ahora qué?
Si el Presidente no tiene respuestas, si está vacío de ideas, huero de ilusiones, carente de proyectos, sin claridad en los principios o las prioridades, la oposición está obligada a reaccionar. A ZP ya no le queda credibilidad o reflejos, porque ni siquiera entre los algodones de Milá se veía seguro. Es algo más que síntomas de agotamiento, es que está totalmente desfondado.
—¿Y ahora qué, señor Rajoy?
También es verdad que lo de este electorado resulta complejo: de aquí a cuando haya que decidir, se le habrá olvidado todo. Eso si no nos hemos ido antes al carajo. Porque si seguimos esperando a que estén dispuestos a tomar el relevo, a que se encuentren ustedes preparados, apaga y vámonos. El clima es de resignación, de temor a cambiar a peor, aunque parezca imposible, de que más vale malo conocido y Virgencita que me quede como estoy. Por lo que se ve, su remedio se le antoja al personal peor que la enfermedad que padece. Porque si malas son las respuestas de Zapatero, qué podemos decir de las suyas que ni siquiera se oyen. ¿No les da vergüenza? Y ya no lo digo por mí, que estoy descreído de todos desde que tengo memoria, sino por los que necesitan alguien al que agarrarse. Producen ustedes una curiosa mezcla de risa y miedo.
—¿Y ahora qué hacemos, señor Rajoy?
El gobierno asume su incapacidad para vérselas con la crisis y reconoce el desastre de sus propias previsiones, las mismas que calificaban de desastrosas las previsiones del Partido Popular cuando preveía un desastre económico inmediato. Y vale ya de juegos de palabras. Zapatero le echa la culpa a setenta asesores y se queda tan ancho él y tan campantes ellos, que no los manda al paro para no incrementar las estadísticas de destrucción de empleo. Igual que hace Magdalena con el caos circulatorio, José Luis entona un mea culpa en tono menor y sube el volumen para acusar a los profesionales por el fallo en la predicción y eludir él responsabilidades. Nos recetan confianza pero ¿cómo vamos a tener fe en un gobierno que tanto ha blasonado de laicismo? Ante una sensación, como ésta, de parálisis, de pánico, de inutilidad gubernamental para liderar la recuperación, el partido que se pretende alternativa de poder debería estar presto a dar respuestas y esperanzas a la sociedad, a aportar soluciones. Y sin embargo, está con sus líos, sus rollos y sus cuitas. ¡Vaya nulidades! ¿Exigir el adelanto electoral? Pues tal y como está su patio, lo llevan claro.
—¿Y ahora qué hacemos, señor Rajoy, a quién nos encomendamos?
¿No sería el momento –éste de la crisis de todos y de la de ustedes- de dejarse de tontunas y de seguir afectando unidad sin fisuras? Podían aprovechar para una operación de catarsis, cortar por lo sano y replantearse el sentido de su existencia. Caiga quien caiga, aunque no quede ni uno de los actuales dirigentes. Ya sé que Ignacio de Loyola aconsejaba no hacer mudanza en tiempo de tribulación, máxima que se escucha últimamente con sospechosa asiduidad, lo mismo para un roto que para un descosido, pero algo tendrán que hacer. Digo yo. Podían al menos aprovechar para depurarse, como decía Solbes que hacen las empresas –triste consuelo-. Nadie se cree ya las continuas referencias a su propia formación como un partido cohesionado. Eso es como mi psiquiatra –al que alguna vez he aludido aquí-, que no tiene entidad, que se trata de una simple figura retórica, un recurso estilístico. Seguramente me vendría bien que fuera real, pero de momento no pasa de personaje de ficción. Busquen a un nuevo líder, pero no por el procedimiento por el que le eligieron a usted, porque le salió a Aznar de su libreta azul donde lo llevaba apuntado en lugar de Rato, a quien muchos esperaban. Por cierto, que Aznar se podía cortar ya la coleta.
—¿Y ahora qué hacemos, señor Rajoy, a quién nos encomendamos si puede saberse?
La que está cayendo y ustedes con esos pelos. ¡Qué hartura Señor!