viernes, 7 de junio de 2013

Predicar y dar trigo


Hace más de un año, el 23 de mayo de 2012, en una entrada que titulé “Estamos en bankiarrota”, decía (y me da igual que esté feo autocitarse) en referencia a las medidas económicas: “Dos situaciones diametralmente opuestas pueden producir un mismo resultado. Pasa como con la alergia. Según se acerca la primavera, todos los años oímos en los medios que va a tener una gran incidencia porque las dificultades respiratorias son mayores en un ambiente seco, o bien anuncian que la humedad hará que se incrementen los índices de polen. Si dos causas tan dispares pueden producir un efecto idéntico, deja de intervenir el principio de causalidad, al menos el inspirado en la lógica, y es el puro azar el que rige los acontecimientos.” Ayer oía en la radio que aunque había sido un año muy lluvioso, el riesgo de incendio este verano iba a ser alto porque se había generado mucho material combustible… En fin. 
No, si tiene su lógica, pero también tiene cojones. 
Volviendo a las medidas económicas: después de la noticia anterior, en el telediario de mediodía dijeron que el FMI asumía que había cometido errores, que sus recetas, basadas en la lucha a muerte contra el déficit, no habían dado el resultado apetecido y no se había conseguido reactivar la economía. A renglón seguido, daban (¡atención!) nuevos consejos a países como España para el futuro. Aquí tenemos un recetario muy gastado: “no vamos a volver al camino del gasto público desbocado que nos ha llevado a esta situación”, “las medidas de ajuste y la reforma del mercado laboral han dado de sí todo lo que podían y se han revelado totalmente ineficaces para crear empleo.” Todos tienen su parte de razón pero, por otro lado, seguir con el endeudamiento ad infinitum podría arruinar a varias generaciones. Con una y media ya está bien y hay que plantearse si no vale más perder que más perder. Además, los de fuera las gastan como los del terreno. Ahí está el amigo Jean Claude Trichet, el expresidente del BCE, con un sueldo y una indemnización por cese multimillonarias, que reclamaba constantemente contención salarial y abaratamiento del despido. 
De esa chistera ya no salen conejos ni palomas, sólo chistes malos.

jueves, 6 de junio de 2013

¿Pero es que nos hemos vuelto todos locos?


La edición digital de El País de hoy se refiere al asunto de los crímenes presuntamente cometidos por el propietario de un gimnasio de artes marciales de Bilbao e ilustra la noticia con varios apartados. Uno de ellos, que titula “Las ‘habilidades’ del falso maestro shaolín”, contiene este párrafo: “Fuentes judiciales avanzaron ayer que el acusado se enfrenta a dos casos claros de asesinatos consumados, con agravantes de alevosía y ensañamiento, que conllevan penas máximas de 25 años de prisión por cada delito. La juez dictó auto de prisión provisional, lo que indica que sufre una enfermedad mental.”
Y yo me pregunto: ¿quién sufre enfermedad mental, el acusado o la juez? ¿O ambos? ¿O la periodista que redacta el suelto, una tal Eva Larrauri? ¿O todo bicho viviente?