viernes, 30 de enero de 2009

Gilipolleces más o menos cómicas

El Gilipollas era (igual sigue siéndolo) un personaje de la factoría de El Terrat que salía (o sale) en un programa de Buenafuente, a cuenta del cual Jordi Pujol le ha echado una regañina a Andreu por el uso –y quizás abuso- de barbarismos. Entendámonos: “5. m. Ling. Extranjerismo no incorporado totalmente al idioma” (DRAE). Me enteré el viernes pasado –hoy hace una semana- y, como el comentario me llegó escueto, me creó dudas sobre si Buenafuente había regresado a la TV3 que le vio nacer (artísticamente hablando), donde se mantendría el esquema original, o más bien se trataba de que el Honorable (perdón: es la costumbre) estaba haciendo un repaso de asuntos con visión retrospectiva. La cosa era que don Jordi se había quejado de que no tradujera el término “gilipollas”, mientras en la radio se daba –aparte de alternativas catalanizantes para ese nombre- la idea de que el famoso showman se rebautizara como “Bonafont”. En justa correspondencia.
Hace años, cuando veía la tele, frecuentaba los programas de El Terrat, que superaban al resto en humor inteligente. Eso, dirán, es como todas las cosas: va en gustos. Ya. A mí, me parecían especialmente logrados los late shows (perdón, don Jordi, es verdad que se trata de una fea costumbre) Set de Nit, Malalts de Tele, con unos estupendos Toni Soler, Rosa Andreu y Albert Om y las producciones que giraban en torno a Buenafuente, de donde salió gente como José Corbacho o Santi Millán: Una Altra Cosa y La Cosa Nostra. El problema de El Gilipollas no era el nombre sino que ejemplificaba una cierta tendencia a adjudicar lo más zafio, hortera, inculto, sucio y chabacano del paisanaje, a los que, como él o como Palomino –otro comparsa de ese jaez-, hablaban castellano o tenían el acento de Maleni. También estaba la Vicenteta, una cerillera, si mal no recuerdo, vestida de cupletista de la Belle Epoque –no la de Trueba-, tal y como a menudo iba caracterizada Mary Santpere. Vaya, no sé si se acuerdan de la gran Mary Santpere. El papel lo hacía un hombre, con lo que se podía pensar que estaba representando a un travesti. La Vicenteta era basta y venida a menos, ajada, con el rimel permanentemente corrido y la pluma de pavo que le remataba la diadema, mustia. Se expresaba con los giros dialectales y el inconfundible dejo de una valenciana emigrada a Barcelona. Pues a ver si me explico con El Gilipollas: lo interpretaba el mismo actor, David Fernández, que encarnaba a Rodolfo Chikilicuatre. Y es que, a pesar de que toda la troupe era grotesca, estos charnegos tenían un plus de caspa y ridiculez. De todas formas, hay que reconocer que, entonces, el jodío Buenafuente tenía gracia. No sé ahora.
Otro de la farándula catalana que también se refirió a la Cosa Nostra es Boadella; un personaje éste que, seguramente a diferencia del anterior, no resulta del agrado de Pujol, Ubu President. Aunque no siempre fue así: “Un día, a finales de los años 60, tuve que ir precisamente al templo económico de la Cosa Nostra camuflado entonces bajo el reclamo de Banca Catalana. Intentaba aplazar una obsesiva letra que gravitaba sobre el precario presupuesto de Els Joglars. Miseria naturalmente. Allí, me rebotaban de un despacho a otro, hasta que quizá convencidos de que también nos movíamos en el meollo de la cosa se dignaron acompañarme a la tercera planta donde estaba la madriguera del Padrone Signore Jordi.
Apareció entonces un milhombres bajito y cabezudo, cuyas maneras taimadas culminaban en la más genuina sonrisita diferencial. Parecía todo un profesional de la condescendencia y la mueca críptica. Sin mayores preámbulos, acercó su enorme testa al dictáfono, y pasando de todo recato, ordenó a su secretaria que le trajera el «dossier Joglars». ¡Me quedé petrificado! Media docena de titiriteros dedicados entonces a la pantomima, cuyo único capital consistía en nuestros pantys negros, merecíamos todo un dossier. El asunto se ponía emocionante. ¡Nos tenían bajo control!
Lamentablemente, no tuve tiempo de imaginarme demasiadas fantasías sobre el sofisticado espionaje, porque mientras aquel cofrade catalán del doctor No simulaba examinar atentamente el dossier, uno de sus incontrolados tics hizo resbalar sobre la mesa la totalidad del contenido. Eran dos recortes de prensa sobre nuestras actuaciones mímicas en un barrio de Barcelona. Nada más. Ya jugaban a ser nación con servicio secreto incluido.
Automáticamente, comprendí la magnitud de la tragedia, y algún tiempo más tarde, acabé constatándola cuando aquel notable bonsai del dossier, fue elegido hechicero de la tribu después de atracar el Banco, y endosar el marrón a los enemigos naturales de la patria.”
El demoledor y desternillante artículo de Albert Boadella sobre la intelligentsia catalana (El Mundo, 10-3-05), contiene párrafos tan reveladores como éste: “¡Y pensar que ahora podría estar de ministro de cultura en el tripartito...!
Con el tiempo he llegado a la conclusión de que solo una auténtica nimiedad fue la causa que arruinó mi brillante futuro tribal. Francamente, se me hacía difícil soportar de mis conciudadanos esta mueca que hacen con los labios y que pretende dibujar una sonrisa cómplice entre la elite patriótica.
Las sonrisas, en esta latitud del Mediterráneo norte, no han sido nunca sonrisas relajadas y espontáneas; analizándolas con cierto detalle, da la sensación que mientras se mueve la boca se aprieta el culo. Pero aquellas sonrisitas condescendientes (máxima expresión del hecho diferencial) aquellos guiños de etnia superior, ciertamente, tuvieron la virtud de exasperarme. Son muecas crípticas, reservadas solo a los que ostentan el privilegio de pertenecer al meollo del asunto. Se trata, de una contraseña indicativa de los preconcebidos nacionales y que también, obviamente, compromete al mantenimiento de la omertá general.
Estas sonrisitas, ahora triunfantes, pueden encontrarse hoy al por mayor, y muy bien remuneradas, en las tertulias de la tele Autonómica. (...) Por eso, en mis momentos bajos, sigo preguntándome: ¿Cómo pude ser tan insensato de autoexcluirme del festín? ¡Y todo por una puñetera sonrisa étnica!”
Hay otro mago del humor que siempre ha sido santo de mi devoción por sus originales e hilarantes gilipolleces, lo que no implica que haya comulgado con todas sus creaciones ni con su ideario: Almodóvar. Éste sí ha llegado a intelectual orgánico (negociado de la zeja circunfleja) y no se ha malogrado por el camino. De todas formas, me hacía más gracia antes ser domesticado, de convertirse en cineasta del régimen, cuando se le consideraba un pasota carente de compromiso, un ácrata sin implicación política, cuando los del puritanismo crítico de Cahiers du Cinèma, de Dirigido por, los de la Nouvelle vague o el Expresionismo alemán tenían ahijado a Bigas Luna y despreciaban el trabajo de Pedrito (Peedrooo, que chilló Pe como si fuera Heidi). Almodóvar ha perdido –como es lógico- parte de la frescura inicial, aquel candor de sus inicios under; ahora bien, la diferencia con que trata el tema de la violencia machista en su primera y última película es abismal. En Pepi, Luci, Bom una mujer es aporreada por su marido, policía, hasta tenerla que ingresar en el hospital, donde acaba descubriendo(se) el amor masoquista que le profesa. Mientras, en Volver, las sufridas protagonistas se toman la justicia por su mano sin remordimientos ni penalizaciones. Todo es relativo: la primera es gamberra a lo bestia y políticamente incorrecta con ganas, aquello de “si no sabes aguantar una broma, vete a la porra”, que decía Gila. En su última obra se nota que ha evolucionado. O algo así. Ahí es como si los jueces estuvieran en huelga y qué vas a hacer, apañártelas como puedas, por tu cuenta y riesgo.
Por el mismo programa radiofónico (Herrera en la Onda), supe de la concesión del premio “Gilipollas del año” a Federico Jiménez Losantos. El autor del galardón fue El Jueves, siempre en medio. Hay quien asegura que no tiene puta gracia pero si en la Sahada (profesión de fe musulmana, uno de los pilares del Islam) se afirma que Mahoma es el enviado de Dios y defendemos la posibilidad de publicar [inocentes] viñetas cómicas sobre él, cómo no sobre Jiménez Losantos, que no es más que un locutor de la emisora de la Iglesia. Dónde vas a comparar. Ciertamente, tampoco es que nadie haya pretendido lanzar una fetwa contra El Jueves.
En cualquier caso, lo de las gracias a Terra Lliure por el tiro en la cabeza, no lo cojo. A lo mejor es que yo soy cortito, pero cuando un chiste hay que explicarlo, qué quieren que les diga.

miércoles, 28 de enero de 2009

Ojos que no ven, han de hacérselo mirar

El digital 20 minutos publicaba anteayer un artículo sobre la foto de la toma de posesión de Obama que realizó David Bergman uniendo 220 instantáneas diferentes hasta obtener una imagen de 1.474 megapixels y que pesa más de dos gigas. Para juntar las piezas se valió del programa Gigapan. Un enlace enviaba al lector a la web del fabricante del software utilizado, donde una introducción en Flash presentaba a unos policías en la terraza de un edificio.
La noticia incluía una reproducción de la foto acompañada de un navegador que permitía desplazarse por toda su extensión, aumentando el zoom en unas proporciones tales que daban idea de la calidad del trabajo y posibilitaban llegar a los gestos de los asistentes. Animaba a encontrar una estatua ecuestre sin promesa de premio –económico o de otro tipo- ni de figurar en el top-ten de los más linces. Y aquí vienen las sorpresas. Buscando la estatua pude observar varias personas que ofrecían el aspecto fantasmagórico de esos retratos que -según se asegura- corresponden a ectoplasmas: cabezas cortadas, objetos superpuestos, cámaras de vídeo sostenidas por manos misteriosas cuyos brazos cuelgan del vacío, de cuerpos inexistentes, un teleobjetivo fracturado, un hombre que en la misma instantánea está atento a los acontecimientos y dando una cabezada, mecanotubos que no encajan...

































Por cierto, la estatua no resulta difícil de localizar: está “enfocada” por la cámara que aparece en primer plano a la derecha, casi en la bisectriz horizontal, y corta por la mitad la lámina de agua que se puede ver entre la multitud y las construcciones, justo en medio de unas pequeñas figuras que sobresalen del gentío.








es,m,me,msammcas
Es una parte de lo que el ojo no vio de la ceremonia.

lunes, 26 de enero de 2009

El partido que espía unido, permanece unido

Ay qué risa verlos todos así, juntitos y amorosos, con esa cara de inocencia, con esos gestos cariñosos, en ese acto voluntarista (“queremos”) de afirmación de unidad, en esa quedada que era el colmo de la modernidad. ¡Qué cagada y cuánta hipocresía!
—Hola ¿qué tal?
—Muy bien Cospedal.
Cada uno a la suya: la COPE que todo es cosa de Rajoy, Gallardón y El País, éste insiste en Esperanza, hay quien dice que son Los hombres de Paco, yo, que soy de tebeo antes que de televisión, me inclinaría más por Mortadelo y Filemón (Rubalcaba dixit) o Anacleto (Ignacio Camacho calificó).
—Tssss ¿has visto las fotos?
—Vaya, vaya, con el posado de Soraya.
No sé si tendría que decir aquello de perdón por la inmodestia (¡quia!), pero yo lo tengo claro: cuando supe que habían registrado el despacho del exconsejero Prada, se me hizo la luz y averigüé el responsable de todo este embrollo.
—¿Quién es el registrador?
Mariano Rajoy, señor.
Si seguimos por ahí no conseguimos que lo siguiente, al contrario que en el drama de Lope de Vega, rime con “todos a una” y entramos en una vía muerta.
Pero ya sabemos una cosa. Algo es algo.

sábado, 24 de enero de 2009

Licencia para espiar

Es, por ahora, un misterio quién pueda ser el que la diera, no tiene sentido relacionarla con la red de tráfico de licencias de apertura ni ese tráfico con el de la M-30, ni ésta con el MI5, negro uno, blanco como la nieve el otro, nieve por doquier, desde Navacerrada con amor, por cierto que Esperanza niega a todos ser la espía que amó, cómo no, y hoy parecía que se había disipado la alta tensión entre los dos actores principales, que no son Sean Connery y Roger Moore sino Aguirre y Gallardón, quien, después de amagar con dejar la política en una pataleta algo pueril, decidió para sí que “nunca digas nunca jamás”, porque hay que ver cómo han cambiado las cosas desde que Aznar, tras ganar las elecciones, se pusiera al servicio de su majestad, que ahora parece más socialista que otra cosa, cuando Rato era ministro de Hacienda, que al lado de Solbes parecía Goldfinger, desde los tiempos de Acebes o Zaplana, este último semejaba la encarnación del Dr. No, aunque quien lo conocía bien aseguraba que era clavado a Octopussy, no en lo físico, y desde la operación trueno que supuso el Congreso de Valencia, donde se aplazó la caída de Rajoymuere otro día-, ahora sí cada vez más próxima.
Y todo ello sin solución de continuidad con el watergate que se llevó por delante, en una asamblea tramposa, al presidente del Madrid y lo apartó de la casa blanca para que tomara posesión (la víspera de la entrega de poderes al inquilino de la otra Casa Blanca) un naviero que dice que va a reflotar la nave ¿qué nave y dónde la vas a reflotar, si, vaya, vaya, aquí no hay playa? boludo le dirían si fuera argentino aunque entonces sería la casa rosada, y a todas éstas ¿alguien me puede explicar si guarda el asunto relación con la reciente salida, nunca aclarada, de Melchor Miralles, el director de El Mundo TV, de la Junta Directiva del Madrid?
Así que ¿de Madrid al cielo?: el cielo puede esperar. ¡Qué remedio!

jueves, 22 de enero de 2009

Blogueros del mundo, uníos

Según ha denunciado Amnistía Internacional, el periodista Hossein Derakhshan, el más popular de los blogueros iraníes, nacionalizado canadiense, ha sido detenido en casa de sus familiares, en Teherán, y se encuentra en prisión incomunicada y sin asistencia letrada.
Son muchos y muy graves los atropellos de eso que se ha dado en llamar “islamofascismo” (término por cierto atribuido al estudioso musulmán Khalid Duran, quien lo usó por primera vez en el Washington Times) y así nos lo recordaba Serafín Fanjul en su reciente artículo La sangre de Yusra, joven apaleada hasta la muerte en Gaza por la “Brigada Antivicio de Hamás” por haber cometido el nefando delito de pasear por la playa con su novio (y una hermana, de carabina), con quien se iba a casar al mes siguiente. El espeluznante suceso nos lo había narrado en otra colaboración de Libertad Digital de hace casi cuatro años, antes de que estos canallas se hicieran con el control de la franja después de derrotar a Al-Fatah y de que los pupilos de Arafat, entregados a la corrupción, perdieran la legitimidad ante los suyos. Fanjul equipara el matonismo de esta gentuza con el papel de las S.A. en las cervecerías de Munich en 1932 o el caso más próximo y reciente de Batasuna. A mí, esa santurronería criminal me recuerda al comportamiento de Sabino Arana, según lo explicaba Jon Juaristi en El bucle melancólico, quien andaba de inspector por bailes y verbenas, cuidando de la “decencia vasca”. Todo indica que, más que del choque de civilizaciones que anunciara Samuel Hungtinton, nos hallamos cerca de la lucha de la civilización contra la barbarie, a la que aludió Oriana Fallaci.
Según publicaba ayer El País, el pasado noviembre, otro bloguero, Esmail Jafari, fue condenado a cinco meses de cárcel por “propaganda antigubernamental y difundir información en el extranjero”. Aseguraba, citando fuentes de Reporteros Sin Fronteras, que otros dos periodistas online, Mojtaba Lotfi y Shahnaz Gholami, se encontraban también detenidos. Seguía informando El País de que las autoridades iraníes habían bloqueado al menos cinco millones de páginas y junto a webs políticas o de música, había prohibido sitios como YouTube y Facebook, e incluso una popular página local dedicada a la búsqueda de parejas, Hamsarchat.
Desde aquí hago un llamamiento a toda la comunidad bloguera para que, por un elemental principio de compañerismo, haga oír su protesta y su mensaje de solidaridad con Hossein Derakhshan, y reclame su inmediata puesta en libertad.

martes, 20 de enero de 2009

De color de rosa

Y es que en el mundo traidor nada hay verdad ni mentira,
Todo es según el color del cristal con que se mira
(Ramón de Campoamor, Las dos linternas)
Decía el doctor Marañón, refiriéndose a Valencia: “Pobre Levante, le pierde el espectáculo”. Pues así le pasa a nuestro Presidente y a toda su corte celestial, a su angelical coro de palmeros y palmeras, subid a la palma y decidle a la palmerita. El Plan E(cito) para combatir con fiero rigor la crisis, resulta, como no podía ser de otro modo en un gobierno tan esteta, una gran operación de cirugía plástica, un programa de un calado y una consistencia similares a los que exhibe José Luis. El acento que no se colocaba en el título de la norma, se pone en la necesidad cosmética de publicitar las actuaciones con un enorme despliegue de cartelería. Pero ese monumental parche, pan para hoy y hambre para mañana, peor el remedio que la enfermedad, se torna gris ante el lanzamiento de flores, confeti y fuegos de artificio con que lo recibe la afición. Son unos bocas de tal calibre que se hacen acreedores al continuo recuerdo del retruécano que le lanzó Zapatero a Rajoy (“es usted un profeta del desastre y un desastre como profeta”), convertido en boomerang maldito.
Emplean más esfuerzos, más tiempo y dinero, en pintar la realidad, en retocar superficialmente los problemas, que en tratar de arreglarlos. Maquillan hasta las previsiones. Si el informativo de mediodía de RNE no mintió ayer, Leire Pajín declaró que “las medidas adoptadas por el Gobierno de España han sido copiadas por muchos otros, incluido el de Obama” ¡Qué visionaria! ¡No ha tomado posesión y ya ha tomado medidas! Habrá tomado nota, si acaso, o puede haber tomado la decisión de aplicar el programa, pero ¿fusilarlo tal cual? Me extraña. Eso es autobombo con proyección de futuro, con capacidad adivinatoria. A lo mejor es que confían en que las cualidades taumatúrgicas de Obama hagan que el planecito funcione en España. Otras perlas han sido destacadas en distintos medios, pero ésta, donde doña Leire le hace la pelota al jefe a la vez que presume del don de la presciencia, no tuvo su oportuno reflejo ni siquiera en la web oficial del PSOE.
Y es que hasta Solbes, cuando reconoce que no le quedan más conejos en la chistera –confesión que le han afeado Lara y Fernández Toxo-, queda como un incurable optimista al lado de las previsiones procedentes de la UE, incluso las que vienen de un colega como Almunia. Al pobre le toca luego la ingrata labor de entregar las bicocas prometidas por el Presidente.
Pues nada, a quien Dios se la dé, San Pedro (Solbes) se la bendiga.

sábado, 17 de enero de 2009

Huelga de puñetas caídas

Cuando el compañero Cayo Lara insinuó una huelga, seguro que no pensó en estos trabajadores, en los justicieros. Tras mucho debatir sobre si pueden o no, se ha concluido que si en el Derecho Anglosajón todo lo que no está expresamente permitido, está prohibido, en el Continental y más concretamente en el Hispánico, ocurre todo lo contrario. (O algo parecido.) O sea, que en España pueden ir a la huelga tan tranquilos. Cosas más raras se han visto.
No sé cuáles son sus reivindicaciones, pero si les conceden un 5% de incremento en sus retribuciones mientras el aumento se limita al 2% para el resto de los funcionarios ¿es de justicia? El vedettismo de algún magistrado de la Audiencia Nacional (no quiero señalar) no ayuda mucho al prestigio del gremio, la verdad. Por otro lado, si la huelga pilla cuando toca dictar providencias decimonónicas e inútiles, tanto da, ahora como se trate de emitir sentencias o de que vaya la Policía a poner algún delincuente a su disposición y no estén en ídem, se puede armar la de Dios o la de Barajas. De todas formas, con algunos miembros de la judicatura no se notará. No digo que nuestro sistema sea excesivamente garantista, pero tanto cuidado se pone en no ocasionar indefensión a los encausados, que todo el mundo acaba indefenso, incluso los asesinos convictos. Con eso, no les llega a los jueces y a las juezas la toga al cuerpo. Se falla tarde y mal; así que no hay justicia. Aunque parezca mentira, hay problemas que tienen solución: para prorrogar las prisiones preventivas basta un programa informático intuitivo y de manejo sencillo.
Con el fin de subrayar el absurdo y el desafuero, se ha puesto como ejemplo la posibilidad de que otro de los poderes del Estado, el Ejecutivo sin ir más lejos, se declarara también en huelga. El Gobierno en huelga, ¡ay qué risa! Y aquí ¿quién son los piquetes y los esquiroles? Porque si no, vaya porquería de movilización. Podían hacer huelga de celo, consistente en juzgar con mucha justicia y a troche y moche, o huelga a la japonesa, todo el día ahí juzgando, dale que te pego, y si se produce un error judicial, nada de expediente ni de encomendarse al CGPJ: el honor solo se lava haciéndose el harakiri. Y a otra cosa mariposa.
Adam Smith –quien, más que de inspiración liberal, fue el inspirador de algunos conceptos del liberalismo- abogaba por un Estado reducido a la mínima expresión, donde la Justicia era uno de los escasos servicios que necesariamente se había de prestar a los ciudadanos. Resulta que éste es un servicio mínimo en sí mismo.
Ahora Bermejo dirá que antes luchamos contra los padres, luego contra los hijos y ahora contra estos tíos. Justo.

jueves, 15 de enero de 2009

Acentos y particularismos

Tanto con lo de crispar y dividir con el idioma y hemos llegado a una situación en la que ya ni siquiera es cuestión de la lengua sino del acento. Magdalena Álvarez pone el acento sobre los imponderables y Monserrat Nebrera en la dicción, aunque luego se desdice. La tilde no la pone nadie, a todo el mundo se le olvida y dejémoslo ahí porque te pones a averiguar y resulta que hay una ignorancia generalizada en torno a las reglas ortográficas que determinan su uso. Encima, la Academia las va eliminando: solo se acentúa (se le pone tilde) cuando, siendo adverbio, exista riesgo de anfibología. Lo mismo pasa con los demostrativos. Y eso que aquí no tenemos más que un tipo; en catalán tienen el acento grave y agudo (en francés hasta circunflejo) y se coloca (cuando procede) a las mayúsculas por un tema de discriminación positiva. Antes no era posible porque la mejor máquina de escribir te hacía un borrón, pero ahora no es ningún problema.
Sin ir más lejos: ¿han leído mi entrada anterior? Bueno pues el famoso Plan E del Gobierno, al que me refería ayer, aparece publicado en el Boletín Oficial del Estado con cita, en el sumario y en el título, a la “Dinamizacion” (sic, sin tilde). Aquí está el enlace. Luego repite el error en la Exposición de Motivos, aunque se subsana en otras cuatro apariciones. Lo que pasa es que Word no tiene incorporada la palabreja a su diccionario y por lo tanto no la corrige de forma automática...
A Nebrera parece que le haya traicionado el subconsciente a pesar de que hay un charnego presidiendo la Generalitat. O a lo mejor, precisamente por eso. Por mucho que diga que basta ya” de infundios, que ella no se refería a la pronunciación, la metedura de pata, viniendo de donde viene, tiene delito. Ahora se le ha abierto expediente; no obstante parece injusto sancionar por la música cuando no se ha hecho nada por letras mucho más hirientes, por lenguas como hachas, lenguas vivas y viperinas. Y Magdalena dice ahora que lo que pasa es que piensa más rápido que habla y por eso se atropella, que el cerebro le va más rápido que la lengua... antes partía que doblá. Es para troncharse. Tampoco hay que ser Demóstenes pero algo de habilidad para la comunicación oral sí que sería conveniente para estar al frente de un ministerio.
Ya puestos, a ver si a Rajoy le ponen logopeda, no para que le corrija el acento gallego, que haberlo no haylo y si lo hubo no le queda nada, si tuvo no retuvo, sino por sus resonancias nasales y la pronunciación sibilante de las eses, sonoras igual que las que tiene el catalán, pero en cacofónico. A mí me suena como si estuviera comiendo gachas o hablando en el idioma de la serpiente Ka, la del Libro de la Selva, por mucho que la cancioncilla que entona el reptil (confía en mí) sea más zapateril que otra cosa. Y con ese acento no se gana un concurso de chistes o de canciones, unas elecciones ni una partida de mus.

miércoles, 14 de enero de 2009

Haciendo planes ¡ay! para el futuro

Ahí lo tienen, fungiendo de líder universal, con el globo terráqueo junto a las banderas. Lo que no tengo claro es por qué aparecen las antípodas, el culo del mundo (con perdón para los naturales y vecinos de Oceanía), de cara al espectador. La imagen está cortada pero si tienen ocasión de ver el original lo podrán comprobar. A menos que se trate de tener frente a sí la parte europea.
El año pasado lo advertí: la oposición tiene un plan, el Plan de Salvación Nacional. El gobierno de E-spaña no podía ser menos y ya tiene listo el suyo, el E-Plan. ¿Y cómo ha transmitido la buena nueva a la ciudadanía, a los E-lectores? Pues como era de esperar: por sus propios E-medios. En el pasado remoto, el parte radiofónico se transformó en cinematográfico con el NO-DO, luego se hizo televisivo y ahora es virtual, telemático, se envía por E-mail, YouTube, página personal o Blog. Si la cosa viene por la izquierda, como en Inglaterra, mucho mejor, dónde va a parar su clarividencia, su armazón moral, su coeficiente intelectual y su arropamiento científico. Es algo E-stupendo.
La España de la LOGSE, de la A (de Aznar) a la Z (de Z), se ha quedado en la pura raspa del enunciado, en las letras. Hemos dado en lo elemental y sencillo, en el SMS, en lo light, todo más simple que el mecanismo de un botijo. Ya no hay sujeto y predicado, sólo letras, siglas y acrónimos. I más D más I. Oiga, pero ¿cuántas íes hay que poner?
El Plan A, que habría de ser de Ajuste, se convirtió en Amnesia por mor no de la Memoria Histórica sino de la siguiente fase a la que tenía pensado pasar sin solución de continuidad: el B, Borrar la crisis hasta del diccionario, aunque ya no lo consultase ni El Tato. Es falso de toda falsedad que el C consistiera en tirar del Carro. El invento lo fue de la Casa Real. Hubiera querido que fuese el del Cambio pero se le veía mucho el P, el Plumero, porque ese era el de O, Obama, así que lo dedicó a la Cumbre. Cuando estábamos en la Champions, el Plan Ch era el del Cheque regalo. Ahora lo tiene Chungo pero cualquier cosa antes que un Plan de Choque, así que será el del Chocolate, aunque sea del loro, no sea que alguien saque el Chorizo a pasear y la tortilla al sol. El D es Deputamadre. Escuche, que eso se escribe... es igual. Lo suyo es que fuera un Plan de Desarrollo pero Solbes le explicó que Tamames tenía dictaminado que “España se desarrolló a pesar de los planes de desarrollo de López Rodó”; en realidad E-ncubre el Déficit. Por fin llegamos al Plan, éste sí con mayúsculas: el E. No es de España, ni de Esquerra, ni de Estabilidad, ni de Estímulo, ni de Economía ni de Empleo; es un plan de Esperanza, ojo no Aguirre sino de Esa nadería, Esa vaguedad con mirada positiva y talante en sintonía con nuestro sonriente y E-minente Presidente, un Plan Estilizado como el logo de su letra, un Plan Errático y, sobre todo Electoralista. Stúpido. Esperamos que la cosa funcione como decía Tamames, porque si no, nos vamos todos a la eme también con mayúsculas.
Y ahí se planta, que después viene efegé (Felipe González), FG para los amigos, y no le mola. Erre que erre, Rodríguez, planeando sobre los problemas, se evita tener que aterrizar sobre éstos y evidenciar que no tiene ni P I.
Que planifiquen ellos, que diría Unamuno.

martes, 13 de enero de 2009

El hombre araña, burro

No voy a sugerir que hay una parte del hombre que lo aproxima al noble équido, ni que tengamos cierto grado de parentesco por el conjunto de caracteres que componen el genotipo de humanos y asnos, ni voy a mencionar un supuesto parecido entre nuestro carácter y el de los borricos. Tampoco pienso referirme a esas pretendidas semejanzas por lo que hace a la terquedad de algunas personas y la tozudez de los jumentos, ni tachar a mi superhéroe preferido de la infancia, de pollino. No se trata de aquel viejo chiste de los dos animales en uno, es gato y araña. La cosa va del animal totémico del Partido Demócrata Americano. Éste tiene al burro como emblema igual que los Republicanos escogieron al elefante para su logotipo. Ítem más: si no iba a hablar de la burrería humana, mucho menos estaba en mi ánimo aludir al presidente electo de los Estados Unidos como un rucio, más allá de su libre adscripción al Partido que lo ha aupado a la más alta magistratura del país.
Bueno, pues mientras Obama se ha declarado un fervoroso admirador de Spiderman, éste le ha correspondido uniéndose a la legión de fans del hasta ahora Senador por Illinois. En un cómic que saldrá a la venta mañana (Spidey meets the president), el héroe de la Marvel interviene para salvar la toma de posesión del nuevo presidente de EEUU.
Ahora ya sabemos una de las claves de su éxito electoral. Así cualquiera: el Hombre Araña (repartiendo tela de coces) contra el Hombre Elefante (en cacharrería y que encima está trompa).

lunes, 12 de enero de 2009

Consumismo asesino

El pasado viernes el Daily Mail publicó un suelto del que rápidamente se hicieron eco los medios de comunicación españoles: Una mujer de 77 años, adicta a las compras, murió en su casa del norte de Inglaterra tras quedar aprisionada bajo una montaña de maletas donde guardaba miles de artículos que había adquirido. Joan Cunnane pasaba horas en las tiendas y tenía la casa tan repleta de objetos que apenas le quedaba espacio suficiente para moverse.
La noticia es llamativa, si bien, a la hora de comentarla, me propongo reprimir mi vena sardónica, habida cuenta lo trágico del desenlace. No se puede hablar de que muriese asfixiada por las 300 bufandas que la señora tenía en su colección, o que le cayera encima el género, desplomándosele con toda la violencia de su peso, con lo que se calificaría la muerte como de violencia de género. Del género tonto. Tampoco cabe referirse a rebajas mortales (de necesidad o de precipitación, que también han sido causa de accidentes graves cuando las avalanchas, en la apertura de la temporada, han arrollado a clientes o a empleados) ni a compras navideñas stricto sensu, puesto que falleció el 26 de diciembre. Lo cierto es que murió por deshidratación al quedar atrapada entre los escombros del derrumbe, prisionera de sus envenenados regalos convertidos en cascotes. Igual que si se hubiera producido un terremoto.
Confieso que gracias al suceso me he enterado de que al síndrome del comprador compulsivo se le llama oniomanía. Es un vicio que cuesta de mantener, porque cuesta, pero te aporta mucho en lo material (es verdad que sólo en lo material) y sirve para suplir carencias de otro tipo, sobre todo afectivas. Se utiliza –por ejemplo- a guisa de sucedáneo del amor.
Es como una muerte por sobredosis, pero sin el como; una metáfora de la sociedad actual en la que cualquier cosa se compra y se vende, donde todo tiene un precio. Es la alegoría, hecha realidad y en cutre, de La Divina Comedia. La señora Cunnane ha sido víctima de sus excesos, de su apasionado amor por las tiendas multiprecio y en el pecado lleva la penitencia. Su monomanía no sólo la llevó a la tumba sino que la enterró en vida. No sé cuál sería su capacidad adquisitiva en términos económicos, pero por lo demás está comprobado que la tenía de Guinness.

jueves, 8 de enero de 2009

Apostolado ateo sobre ruedas

Al saberse de la campaña agnóstica en los autobuses urbanos de Madrid, Manuel Martín Ferrand ha rememorado a Luis Buñuel en aquella antológica frase, tan castiza, de «Soy ateo, gracias a Dios». A mí, esa asertiva declaración del ilustre calandino, contundente como los tambores de la “rompida” de su pueblo, me transporta a las irónicas afirmaciones de algunos gitanos cuando aseguran no ser supersticiosos porque trae mala suerte, o a esos vivas emocionados que se dan a la Virgen de una determinada advocación o lugar y que se remachan con una sonora blasfemia, o a aquello que decía uno que, tras ser preguntado si era de ésta o aquella religión, confesaba: «Conque no soy católico, que es la única religión verdadera, ¿cómo voy a ser de otra?» Semeja eso tan español de conjugar lo devoto y lo anticlerical, lo de ir siempre con los curas, o delante con la vela o detrás con el palo, o lo de llevar a menudo un Cristo al hombro, bien sea sacándolo en procesión, bien para arrojarlo al río.
En BUP tenía yo un profesor de Religión que afirmaba que quien carecía de fe estaba tullido, medio incapacitado; era como si le faltara algo, como si le hubieran amputado un miembro. Cuando se lo contábamos al de Literatura –un descreído algo jactancioso- replicaba tocándose ambos brazos y bajando las manos a la entrepierna, oculta por la mesa, ante los asentimientos cómplices y festivos del alumnado: «Pues yo no noto que me falte de nada.» Por eso, el tema me recuerda más que al célebre aragonés a ese gran vasco (y por lo tanto español) que fue Unamuno. Don Miguel, en aquel famoso discurso improvisado del “venceréis pero no convenceréis”, tuvo el arrojo de llamarle mutilado a Millán Astray a la cara: «El general Millán Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo… Me atormenta el pensar que el general Milán Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor.» Todo un carácter. Pero, sobre todo, me lo recuerda el hecho de que para él, eso de negar a Dios haciendo un llamamiento simultáneo al disfrute de la vida, hubiera constituido un sinsentido enorme, una contradicción en términos como las de arriba, un (ya que fue catedrático de Griego en Salamanca) oxímoron desgarrador: «Pero ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito ¡Viva la muerte! Y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían, he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente.»
Unamuno dejó escrito que “los españoles somos católicos, sepámoslo o no lo sepamos, queriéndolo o sin quererlo, y aunque alguno de nosotros presuma de racionalista o de ateo”. En su obra Del sentimiento trágico de la vida expresó cómo se manifestaba su enorme vitalismo precisamente gracias a la fe. Creer (que para él era querer creer) era lo que le permitía afirmar la vida: “Robespierre hace declarar a la Convención la existencia del Ser Supremo y ‘el principio consolador de la inmortalidad del alma’, y es que el Incorruptible se aterra ante la idea de tener que corromperse un día.” Hasta el goce mundano encontraba fundamento en su arrebatada pasión: “Y así es; ni los eunucos sabrán nunca estética aplicada a la selección de mujeres hermosas, ni los puros racionalistas sabrán ética nunca, ni llegarán a definir la felicidad, que es una cosa que se vive y se siente, y no una cosa que se razona y se define.”
Su espíritu contradictorio y atormentado le inspiró una Oración del ateo, que (auto)cita en ese libro: “Sufro yo a tu costa,/ Dios no existente, pues si tú existieras/ existiría yo también de veras”. Dejé escrito, un par de posts más abajo, que “la única explicación sensata para la obsesión de recuperar cuerpos es de carácter religioso y viene ligada, como no podía ser de otro modo, a cuestiones de ultratumba.” Pues, esto señalaba Unamuno: “El gorila, el chimpancé, el orangután y sus congéneres deben de considerar como un pobre animal enfermo al hombre, que hasta almacena sus muertos. ¿Para qué?”
A mí, esa movida de los anuncios lo que me causa es extrañeza; que alguien se gaste la pasta en semejante proselitismo me llama poderosamente la atención. Al menos han tenido el buen sentido de conceder el beneficio de la duda. Sin embargo, tal y como está redactado hubiera sido más correcto emplear el subjuntivo (“Probablemente Dios no exista”) ya que “que manifiesta lo expresado por el verbo con marcas que indican la subjetividad” (DRAE). El Diccionario de la Lengua Española Vox señala que el subjuntivo “no atribuye realidad objetiva a la acción, sino sólo la existencia en la mente del que habla. En latín y en español expresa acción dudosa, posible, necesaria o deseada.” Si anteponen el adverbio “probablemente”, su uso parece obligado. Creo. Pero ya que no de lo divino, mucho menos vamos a discutir por el modo o el tiempo (verbal). Cada uno puede decir lo que quiera y como le apetezca. Gracias a Dios.

miércoles, 7 de enero de 2009

El suelo por los suelos

Y eso que, cuando la burbuja, llegó a estar por las nubes, pero, ya se sabe, año nueve, vida nueva. Empieza la cuesta de enero con rebajas sobre precios rebajados. Lo nunca visto: una Navidad con deflación. Se vende pero no se compra, entre otras cosas porque no hay un duro de suelto ni de confianza, y quien tiene la pasta (los bancos, en parte porque se lo ha dado el gobierno –o sea, nuestro dinero- en unas condiciones que ya quisiéramos), la retiene y no la suelta.
Martinsa-Fadesa, uno de los primeros en ir a tierra, vende activos con un descuento de hasta el 90% en el valor del suelo y propone a los acreedores cancelar la deuda con terrenos. Y éstos que nanay. La compraventa de viviendas ha caído un 28%. Antes casi no daba tiempo a colgar el cartel, ahora no lo quieren ni regalado. La especulación inmobiliaria, locomotora de nuestra economía en la última década, ha dejado de tirar y ahora a ver quién es el guapo que mueve el carro que nos lo robaron estando de romería. Tanto quejarnos del ladrillo y ya ves. Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio.
El urbanismo ha sido el coño de la Bernarda (con perdón para la Bernarda que debe estar hasta ahí de que se lo toquen, siquiera sea figuradamente) y ha servido de cabeza de turco universal: se le ha echado la culpa hasta de la muerte de Manolete. El sector de la construcción estuvo (y continúa) bajo sospecha. En Marbella encontraron los periodistas de toda laya carnaza y materia para mezclar como nunca lo rosa y lo amarillo. ¡Qué simple parece el asunto! y sin embargo... malo si se construye, malo si no. Malo si los ayuntamientos exigen el cumplimiento de las cargas urbanísticas, puesto que los costes se repercuten a los usuarios finales, incrementando el precio de las viviendas; malo si no, ya que se lo llevan crudo los constructores que ven aumentados sus beneficios. Malo si se liberaliza el suelo porque los constructores hacen su agosto a costa de los pobres labriegos o de cualquier consideración medioambiental; malo si no porque se favorece la especulación: los propietarios lo lanzan al mercado con cuentagotas, la vivienda escasea y los precios se disparan. No te digo nada ahora que la obra se ha parado arrastrando a una voluminosa industria auxiliar y mandando una legión de trabajadores al paro.
Se manejan con demagogia y ligereza conceptos y argumentos a menudo contrapuestos. Se habla de defender la agricultura y el medio ambiente como si fueran una misma realidad, como si estuvieran indisolublemente ligados, cuando ocurre que los agricultores no se distinguen precisamente por sus inquietudes o comportamientos ecológicos. En ellos (como, a lo mejor, en el resto de los mortales) priman los intereses económicos y el resultado a corto plazo.
A la Generalitat Valenciana le echaron un serio rapapolvo en Bruselas por una Ley Urbanística que se había aprobado bajo la presidencia de Joan Lerma. Que no digo yo que no hubiera motivo pero es oportuno conocer someramente su historia. Cuando entró en vigor, la derecha tildó la norma de “confiscatoria” por ser, decían, escasamente respetuosa con el derecho de propiedad. Sus redactores se defendían argumentando que estaba inspirada en el modelo británico de la Thatcher. En cuanto cambió la tortilla y llegó Zaplana al poder, esa misma disposición se convirtió, sin tocarla y por arte de birlibirloque, en el máximo exponente del urbanismo depredador y salvaje. Mientras la izquierda predicaba un modelo de desarrollo racional y ordenado, un crecimiento sostenible del territorio, y denunciaba la corrupción de la derecha y la comunión de intereses de los gobernantes del PP con los constructores, algunos de los satélites inmobiliarios orbitaban en torno a los planetas socialistas, en la constelación de estrellas del PSOE, y le engordaban el culo sirviendo a la financiación ilegal del Partido. Zapatero se compró un chaletito junto al mar en el municipio almeriense de Vera donde no quedaba ni un metro cuadrado de suelo que no fuera urbanizable. Haz lo que yo digo y no hagas lo que yo hago. O consejos vendo que para mí no tengo. Pero de todo hay en ambas viñas del señor. La Ley pretendía acabar con la acaparación especulativa de un suelo que, entonces, no salía al mercado, pero el sistema que introdujo (retribución al urbanizador con terreno, estableciendo un coeficiente de canje) no evitó un vertiginoso incremento de su valor.
No hay tampoco nada nuevo bajo el sol. A quien ignorase el camino, Eduardo Mendoza, en su Ciudad de los prodigios, se lo enseñó clarito y ameno. El PSOE, que dijo que iba a acabar con el problema de la vivienda, lleva cinco años gobernando y el tema está peor que nunca. Supongo que, al menos, ya se habrán dado cuenta que el asunto no se soluciona con una nueva ley y que intervenir en ese mercado no es algo sencillo. Hay mucha majadería y papanatismo en este asunto. No conozco a nadie que no pretenda obtener el precio más alto posible a la hora de vender una vivienda, un terreno o cualquier otra cosa. “Debajo de los adoquines está la playa”, clamaba el Mayo del 68, mítico desmitificador con querencia a las máximas míticas. Entonces se trataba de instar a la retirada de cascotes para usarlos como arma arrojadiza, pero alguien pareció reparar en el hecho de que cubriendo la arena de asfalto, debajo siempre quedaba la playa. O sea, lo dicho pero al revés.
Es complicado hacer un diagnóstico sobre si estas son o no las rebajas de la crisis, porque la etiqueta resulta equívoca, pero mejor que no sea la rebaja del suelo, porque es sinónimo de socavón y Magdalena Álvarez es una especialista. Menos mal que la vivienda no depende de su ministerio, como ha sido tradición en la estructura administrativa española, sino que está bajo la batuta de Beatriz Corredor. De todas formas, se pongan como se pongan los economistas, a la hora de tirar del carro más vale que la cuesta no esté empinada y que los precios estén bajos.
Mi burro es una fiera para el trabajo
como una liebre sube la cuesta abajo.
(Omito el acompañamiento musical, las expresiones jacarandosas y las onomatopeyas que forman parte del estribillo, por innecesarios para la finalidad pretendida.)

martes, 6 de enero de 2009

Hay anuncios que resucitan a un muerto

No, no me refiero a esos de perfumes que no sabe uno qué olores promocionan ni qué sentidos excitan, es que a John Lennon, que lleva veintiocho años muerto, lo van a poner a protagonizar un anuncio. ¿Es lo que tiene la inmortalidad o es la magia del ave Fénix? En realidad, ni lo uno ni la otro: es él mismo redivivo. Imagine usted lo que quiera e imagine igualmente el juez Garzón lo que le parezca, y él verá si procede reclamar certificado de defunción o dictar un auto de libertad para Mark David Chapman (no hay delito si el cuerpo del ídem está coleando), ya que simplemente se trata de una de esas cosas modernas, un poco inexplicables, en que la informática más puntera, de consuno con los avances en el sector de la vídeo producción, se pone al servicio de la publicidad creativa. Es la técnica aplicada a un fin comercial, aunque esta vez matizado por su contenido benéfico. Por eso ha dado su consentimiento Yoko Ono. Si hubiera sido un anuncio de coches, como aquél en el que salía Bruce Lee de reclamo, o algo parecido, no lo hubiera permitido. Y como toda su vida ha llevado el sambenito de ser la culpable de que se separaran los Beatles, no querría que le cargaran también el muerto (es un decir) de frustrar la proyectada experiencia artístico-humanitaria.
El asesinato de John nos dejó un vacío que, como dice la copla, no se ha podido llenar. Ya sé que no es lo mismo (y perdón por el triple salto mortal), pero salvando las distancias me recuerda a lo que decía Emilio Silva, Presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, quien pidió «reparar las desapariciones» ¿Cómo hacerlo si no es con apariciones? ¿Qué otra forma mejor? (si es que hay alguna más). Valga o no el juego de palabras, con “aparición” el DRAE nos remite a la visión de un ser sobrenatural o fantástico o, como sinónimo, directamente a fantasma. La única explicación sensata para la obsesión de recuperar cuerpos es de carácter religioso y viene ligada, como no podía ser de otro modo, a cuestiones de ultratumba. Sin despreciar las motivaciones laicas y hasta agnósticas (digamos que me pregunto en qué puedan consistir porque no acabo de entenderlas), creo que éstas, a falta de mejor justificación, no dejan de estar impregnadas de algún tipo de significado supersticioso.
Si Lennon –acogiéndose al tópico- levantara la cabeza, resulta difícil pronosticar las conclusiones que sacaría sobre la trayectoria que ha seguido el mundo en estos años y hasta qué punto se asemeja al que él imaginó. Para empezar, no parece que la paz haya aprovechado las oportunidades que se le han dado. No voy a hacer un repaso exhaustivo a sus ansias (aparte de que resulta raro, por ejemplo, desear que no exista paraíso: “sólo cielo sobre nosotros”), al estado de sus afanes, ni en qué han quedado sus ilusiones que –se supone- eran un poco las de todos, pero vivir el presente es hoy de lo más común y el resultado no es para echar cohetes. Donde no acertó fue en aquello de que no hubiera países: su número no ha parado de crecer y, a pesar de que las cosas no han mejorado para los pedazos resultantes, los promotores de las particiones siguen insistiendo en trocear. Será por aquello de que el que parte y reparte. Hasta a los sueños les hace falta una pasada de Photoshop.
No sabe uno qué pensar de tales reanimaciones por la mano del hombre, de la resurrección no precedente al Juicio Final. Vale que no se manipulan cuerpos ni son fruto de experimentos en clara contravención de las más elementales leyes de la naturaleza, engendros de laboratorio como el Frankestein de Mary Shelley, pero no me lo imagino en trance de bailar el Thriller de Michael Jackson aunque sea con la casaca de Sgt. Pepper's, o con la que llevaba George Harrison, que también era roja. Total, ¿para qué? Aunque, en principio, la operación retorno post navidad y post mortem, el reseteo a que lo someten, suenen monstruosos y produzcan escalofríos, todo (esto), sea por una buena causa.

viernes, 2 de enero de 2009

Ya vienen los Reyes


Me refiero, claro está, a los Magos que son los que molan. Esa sí que es una monarquía de las buenas. Digo que ya vienen y ¡cómo vienen de cargados!, aunque rara vez nos echan lo que les pedimos.
Ya le habíamos visto la cara –la verdadera- al dimitido Gaspar (Llamazares) y al vigente –aunque algo deslustrado y con menos brillo- Baltasar (Garzón). Faltaba Melchor. Pues ahí lo tienen.
Hace un par de años, se apostaron en la puerta de El Corte Inglés de la calle Pintor Sorolla de Valencia, un grupo de muchachos bastante crecidos y vocingleros con una pancarta que rezaba (perdón): “Niños, los Reyes son los padres”. ¿Que parece mentira? ¡Pues por éstas que es verdad! Ya son ganas de jorobar y de dar la nota. Será que padezco el síndrome de Peter Pan, pero aún recuerdo lo mal que me sentó enterarme y el trago que me supuso cada vez que tuve que decírselo a un hijo (tengo tres). Luego resultó que ellos ya se habían enterado por su cuenta, antes de que yo se lo dijera. ¿Y qué les habían hecho a esos jóvenes –o al medio ambiente, a la justicia social, al statu quo climático o a la capa de ozono- los Reyes o los niños? Misterios de la peña reivindicadora. Los hay que se aburren y les da por ahí, por fastidiar. Igual era un grupo de Educadores Sin Fronteras que estaba haciendo un taller pedagógico para la ciudadanía, o una clase práctica, a pie de obra, para la gente menuda (un amigo dice que el colmo son los “Aduaneros sin Fronteras” pero a mí me suena, más que a oenegé, a la vaca sin cencerro que nombraba Almodóvar). Y dale con la manía de educar al hijo del prójimo y explicarle cosas. Estos racionalistas a ultranza son de un fanatismo parejo al que dicen combatir. Claro que todos los fanatismos son iguales.
Pues si eso, que es pecata minuta, cuesta de creer, aún resulta más difícil digerir lo del Código Civil catalán. El Libro Segundo, relativo a la familia, poco menos que deroga la denominación de “padres” (afortunadamente no la figura... todavía) y la sustituye por la de “progenitores”. Impone que (¡agárrense!), al cumplir los doce años, a los niños adoptados se les habrá de informar obligatoriamente sobre su origen. Éstos del tripartito son unos totalitarios y unos ceporros: establecen hasta el regalo de cumpleaños. Durante el gobierno de Maragall quisieron prohibir que en las tiendas de souvenirs de Las Ramblas vendieran muñecas de plástico vestidas de faralaes y toritos de fieltro. Lo intentaron justificar en que eran artículos cutres y horteras. Pretenden intervenirlo y regularlo todo: la estética (¿sobre gustos no hay nada escrito?), la familia, la lengua y la leche. Cuando algo no les cuadra, advierten al disidente de lo que le espera agitando su cuatribarrada; la suya propia con forma de esvástica. Hace mucho más tiempo, Tomás Ramón Fernández, catedrático de Derecho Administrativo de la Complutense y aficionado a los toros, participaba en un debate sobre la Ley catalana de Protección de Animales. Como se mostrara crítico con la norma (habría que aclarar que desde el punto de vista técnico-jurídico), se alzó uno de estos camisas pardas y le interpeló: “¿quién es usted para meterse con una ley aprobada soberanamente por el Parlament de Catalunya?” El profesor no se amilanó y lo despachó con dos papirotazos: “A mí no me calla la boca nadie y menos cuando estoy hablando de lo mío, de lo que entiendo, de disposiciones legales. No me he dedicado toda la vida a estudiarlas, a analizarlas y a criticarlas para que venga alguien como tú a decirme lo que puedo o no puedo decir. ¡Hasta ahí podíamos llegar!” Conque, hablando de reyes y visto lo visto, no sé si prefiero al Borbón o al Tardá.
—Los Reyes son los padres. (En Cataluña, los progenitores: los padres que, a veces, no son los padres. Por lo menos biológicos.)
—Vale.
—Y las madres.
—Es verdad, también las madres
—Bueno, mejor dicho la madre; que es sabido que no que hay más que una.
—Sí: la madre que los parió.