viernes, 26 de noviembre de 2010

Violencia lingüística

Las medidas anunciadas por Leire Pajín, de prohibir que se atribuya la custodia de los hijos a los “cónyugues” acusados de maltrato, han sido contestadas por todas las asociaciones de jueces porque pueden conculcar el principio de presunción de inocencia, además de ser innecesarias. Hay quien advierte sobre el riesgo de que en los procesos de divorcio se multipliquen las denuncias para que las “cónyugas litigantas” se aseguren la custodia. Pero no me voy a referir a los aspectos jurídicos de la iniciativa sino a la perla inculta. El corrector de textos detecta la pifia, por lo que, llevando escrita su intervención, como la llevaba (que ni aún así), cabe deducir que leyó mal.
Por utilizar una expresión que le acabo de oír a Zapatero al comentar no sé qué del Barça-Madrid: «¡Fuertísimo!» (sic).
Ya sé que el palabro es tan habitual como el uso del infinitivo preveer. El escritor y showman televisivo, el venezolano Boris Izaguirre, comentando su reciente boda, perpetró su pronunciación en la cadena Cuatro al hablar de su nueva pareja de derecho. Si no fuera por lo extendido del error, podría decirse que son cosas de la dicción hispanoamericana. Eso aseguraba Bibiana Aído con lo de las “miembras”; que se le había pegado en un reciente viaje por aquellas tierras. Fue rápidamente desmentida: «Eso lo dirán en tu pueblo», le vinieron a decir. Erre que erre, después de reconocer el fallo, abogó por acuñar el término y darle carta de naturaleza. Ésta igual nos sale con que se ha adelantado a la próxima reforma ortográfica. Puede que lleve razón, que ya no nos vale ni la RAE. ¿Qué podemos esperar de un país en el que se presenta oficialmente a Mercedes Cabrera exhibiendo la cartera recién estrenada en la que aparece el rótulo “Ministra de Heducación y Ciencia”? Están para repetir la ESO, la esa y la de más allá.
Hace la tira de años, leí un artículo de Jesús Mosterín, a la sazón catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Barcelona, en el que, para oponerse a los toros, argumentaba del siguiente modo: «Si el enfermo acude a la consulta con un trozo de mierda en su mejilla, conviene que el médico le recomiende que empiece por lavarse la cara» (El emblema de la España negra, El País, 12-9-91). ¡Ojo! esto, contra lo que podría parecer, no es una alusión literal, ni por lo que hace a la higiene ni a la práctica de la medicina, ni tampoco se relaciona con la Ministra de Sanidad en exclusiva, sino que pretende referirse a la necesidad de establecer unos mínimos, unos requisitos esenciales de preparación para ejercer determinados cargos.
Pajín es una maltratadora del idioma.

1 comentario:

Javier R. T. dijo...

En el fondo estoy absolutamente de acuerdo contigo. Nuestros "políticos y políticas" echan mano de lo "políticamente correcto" cuando les interesa, pero no hablan con "corrección".
Disiento respecto a ti en tu afirmación final. Leire Pajín no es una "maltratadora del idioma". ¿Por qué? Porque el maltratador actúa con dolo en su doble aspecto: intelectual (sabe que lo que hace está mal) y volitivo (pese a que lo sabe, quiere hacerlo). Ella carece del elemento intelectual (no sabe lo que dice) y, por tanto, del volitivo.
Calificar a Leire Pajín como "maltratadora del idioma" es dar a esa persona demasiada importancia.
Según mi opinión, la Sra. Pajín es simplemente una "desconocedora del idioma", una persona poco formada, una "arrastrapalabras" (con perdón por el "palabro") porque carece de formación. Por eso lo patea, lo tumba, lo hace chirriar, lo destroza... Es absolutamente alucinante que esa chiquilla sea ministra de un gobierno español.
Si no fuera porque tardaría años en leerlo, recomendaría a Doña Leire que echara algún vistazo que otro al libro "El dardo en la palabra" de Don Fernando Lázaro Carreter. Pero es tontería...
Enhorabuena por tu blog y por la forma en que afrontas los temas que expones.
Saludos.
PD.- Te invito a mi blog: http://siesta-bajo-la-frazada.blogspot.com/
Lo mismo escribo sobre cosas serias que sobre tonterías. Hay de todo