El clientelismo se ha asentado como
sistema de gobierno y motor de la sociedad. Todos los partidos lo practican
cuando son aupados al poder por las elecciones y lo critican cuando, por voluntad
popular, resultan relegados a la oposición. ¿A qué tanto quejarse el PP del
cheque-bebé, de las ayudas al alquiler, de los 400 € por-el-morro, del Plan E, si
ellos hacen lo mismo allí donde gobiernan?
El Presidente de la Diputación de
Valencia, el populista Alfonso Rus,
es un ejemplo señero y el programa de “La Dipu Te Beca”, uno de sus botones (de
muestra, no hablo de trajes). Aparte del dispendio, si la rentabilidad social, para las administraciones que participan en la actividad y para los destinatarios, es muy pequeña, todo debe ser (digo yo) cuestión de rentabilidad política. Aunque tampoco eso está muy claro.
En la actual situación de bancarrota, se
sostiene –y no se enmienda- ese modus
operandi. A lo mejor es por aplicar aquella máxima ignaciana: «En tiempo de
desolación, nunca hacer mudanza.»
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Nota bene: En el montaje, he subido al
personaje a un escabel, como acostumbra a hacer él mismo cuando le sacan una
foto (ponerse de puntillas, utilizar un escalón y cosas así).
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