Los herederos de Agustí Centelles han vendido al Ministerio de Cultura por 700.000 € el archivo del fotógrafo. La Generalitat de Cataluña, que ofreció hasta 500.000 €, ha acusado al Ministerio y a la familia Centelles de deslealtad. Me ahorraré los comentarios estereotipados y pretendidamente ingeniosos, que sugiere la diferencia de precio ofrecida, sobre la tacañería de los catalanes, porque la cosa no va por ahí. Recientemente, Joan Puigcercós ha elevado (por decir algo sobre un comportamiento tan rastrero) el nivel de las recriminaciones al llegar a la afirmación de que la familia estaba saldando, por esa vía, una importante deuda con Hacienda. ¡Qué delicado! Eso no se dice ni aunque fuera cierto. Desde luego, ¡qué mal perder tienen algunos! Ante la reacción indignada de los hijos, el líder nacionalista ha pedido disculpas reiterando el contenido de sus declaraciones (las suyas propias y las de Hacienda de los Centelles).
“Le pido perdón a la familia Centelles y a todos los demás defraudadores que se puedan haber sentido ofendidos”, ha venido a decir.
Que rectificar es de sabios.
“Le pido perdón a la familia Centelles y a todos los demás defraudadores que se puedan haber sentido ofendidos”, ha venido a decir.
Que rectificar es de sabios.
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