miércoles, 16 de junio de 2010

El partido

Antes, al hablar del partido o cuando alguien manifestaba estar afiliado o en posesión del carné, se entendía que se estaba refiriendo al PSOE. Luego, al alcanzar el poder, era el PP el que más militantes tenía y a él solían hacerse tales referencias. Retrocediendo en el tiempo, hasta la Transición y más allá, el partido por excelencia era el PCE, aunque fuese en la clandestinidad, porque nadie aludía así a la Falange, el partido único.
Por definición, el partido consta de varias partes, en general de dos de 45 minutos, aunque paradójicamente todos los partidos declaran estar unidos por sólidos e indisolubles lazos ideológicos. Hoy, el país vive con el cerebro partido y, en según qué casos, con el corazón: entre la reforma y la selección. A favor y en contra o viceversa, en múltiples combinaciones. No hay más que recordar a los Esquerra y a los PNV declarándose partidarios de Rusia en aquella eliminatoria de semifinales de la Eurocopa; un partido que ganamos por 3-0. Es un ejemplo, y siempre está lo de las dos Españas para hacer de parte interesada. Así que a los gritos de “este partido lo vamos a ganar” o “a por ellos, oé”, cabe preguntarse ¿cuál? y ¿a por quiénes?
Habrá que ir por partes, que decía Jack el Destripador.

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