martes, 13 de julio de 2010

La naranja mecánica

¿Cómo que la selección holandesa no fue la naranja mecánica? Más que nunca. Entonó una oda a la violencia gratuita. Fue un partido bronco y copero con final de película con moraleja. Igual que en la obra de Burguess y en la de Kubrick, perdieron los malos.
Su juego fue la leche y el de España, el copón. Con perdón.

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