Muchas
izquierdistas, más que los izquierdistos, se han hecho bestialmente animalistas. Lo he
visto en mi entorno más próximo: han abandonado la lucha de clases por la rebelión
en la granja. Pero no la de Orwell.
La
última ha sido la de pretender mayor comodidad a las gallinitas, unas
condiciones más humanas, que no están bien atendidas. Yo no digo que no, pero
así, a ver quién tiene huevos.
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