viernes, 9 de marzo de 2018

No sé si se explica


«En la lucha por la igualdad, ya nada será igual» soltó a la alcachofa a pie de manifa. ¿Pronosticaba Pedro Sánchez un  fracaso de la lucha? Ignoro si lo tenía pensado o le salió ese (al menos, en apariencia) contrasentido así, sin querer. No estuvo muy acertado, pero no fue él solo, tampoco otros, al día siguiente, anduvieron muy finos: «Ayer hablaron nuestras madres, nuestras hermanas, nuestras parejas, y hay que escucharlas». Pues lo que venían a decir, por cierto, es que no son nuestras ni de nadie. Vaya por Dios, qué poco ha tardado en diluirse el mensaje del 8M, parece que en apenas 24 horas, todo ha quedado en gesto épico y puramente simbólico.



Eso lo explicaba Alberto Garzón en tuit–regañina a Rivera. El problema de estas puyas es que, a menudo, se vuelven contra sus autores: nadie puede estar siempre vigilante, cogiéndosela todo el día con papel de fumar, y es fácil que se escape alguna incorrección política que otra.

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