Decíamos ayer que Zapatero, en un giro sorprendente, había resucitado para España la tradición cristiana. Eso le sitúa en las antípodas de Nietzsche quien afirmó que Dios había muerto. José Luis ha aplazado el asunto a ver si Garzón obtiene el certificado de defunción. No obstante, como hiciera D. Frederick en El Anticristo, quiere presentarnos un modelo de Jesús distinto del de la Iglesia. Los dos abominan de la moral de esclavos, ensalzan la voluntad como motor y pauta de comportamiento, enaltecen el ansia de poder, pueden decirse tributarios de Schopenhauer (El mundo como voluntad y representación), se sitúan Más allá del bien y del mal y, en el aspecto físico, a ambos les distinguen sus características cejas.
El filósofo alemán, quien vivió rodeado de mujeres, acabó sumido en la locura. Sin embargo, su proverbial misoginia no le une a Zapatero y cada vez son más los aspectos que les separan. Además, si hacemos aplicación del viejo axioma nietzscheano, aquél de que con la intención no basta, al presi se le destroza su mejor asidero político.
Sólo les va a quedar el superhombre, a uno en la teoría y al otro en la práctica.
El filósofo alemán, quien vivió rodeado de mujeres, acabó sumido en la locura. Sin embargo, su proverbial misoginia no le une a Zapatero y cada vez son más los aspectos que les separan. Además, si hacemos aplicación del viejo axioma nietzscheano, aquél de que con la intención no basta, al presi se le destroza su mejor asidero político.
Sólo les va a quedar el superhombre, a uno en la teoría y al otro en la práctica.
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