lunes, 8 de febrero de 2010

Lógica religiosa del Estado

De la reunión de pastores a la que asistió Zapatero nos han llegado varios mensajes interesantes. Una idea especialmente curiosa la podemos deducir mediante el método de sustitución. Éste es uno de los que se emplean para resolver las ecuaciones de segundo grado, o al menos lo era cuando yo estudiaba eso (no ESO). En su virtud y en buena lógica proposicional, la cosa quedaría enunciada del siguiente modo:
1) Nación es un concepto discutido y discutible
2) España es una nación fundamentalmente cristiana
--> (de ahí se deduce que)
ESPAÑA ES UN CONCEPTO DISCUTIDO Y DISCUTIBLE FUNDAMENTALMENTE CRISTIANO
Hay que reconocer que la mezcla de una afirmación categórica y una expresión dubitativa da como resultado un cóctel de agua y aceite, pero no desentona con el desbarajuste de declaraciones emanadas del gobierno, una catarata contradictoria de comunicados y desmentidos. De ese modo se ha reculado en el recálculo del cómputo de las pensiones y en lo que todos coinciden (aunque no lo digan) es que vamos de culo. En el asunto de la reforma del mercado laboral, pasa como en el refrán, que sólo dice la verdad el niño y el Corbacho (¿o tampoco?) Diríase que falta un orden lógico, un Boole que organice y dé solución a tanto problema algebraico y una mano que dirija. Hay exceso de cálculos pero escasez de riñones.
Aplicando su teorema, Zapatero ha anunciado que pretende apaciguar a los mercados convenciéndolos con buenas palabras y por su cara bonita. Al margen de otras consideraciones, la fórmula es coherente con su política de gestos, de imagen, y con la concepción de la economía como un estado de ánimo. Es cierto que algo de eso hay, pero es inconcebible la perenne metonimia, tomar constantemente el todo por la parte. Esa regla de tres no siempre funciona.
O sea, que ya veremos hasta cuándo le sirve lo de «tranquilos que aquí estoy yo para arreglar este lío», porque viene siendo un artículo de fe y aumenta sin parar el número de descreídos. Hasta es posible que acabe pidiendo resignación cristiana o un Desayuno Nacional (¿?) de la Oración para toda España.

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