martes, 13 de octubre de 2009

Regeneracionismo de Costa a Costa

Sin Costa, Joaquín, no se podría entender el Regeneracionismo; con Costa, Ricardo, –que supongo que no será primo, ni siquiera lejano- parece difícil que se pueda producir el que necesita el Partido Popular. Es verdad que su cese sin más hubiera sonado a cabeza de turco, a un lavado de cara exclusivamente a su costa, pero esta salida, o lo que sea (se queda aunque lo echan), resulta difícil de interpretar. Si encima nos dedicamos a hacer cábalas sobre las minas interlineadas con que ha ido sembrando su declaración, dirigidas a sus jefes, en particular sobre esa lealtad de que alardea hacia Camps y Rajoy (¿?), la hermenéutica se complica sobremanera.
Yo puedo entender a este señor: él dice que tiene las manos limpias así que no hay razón para dimitir y eso de las responsabilidades políticas son gaitas gallegas. Además, que se sepa, ser pijo no es delito. O sea, como me tires, tiro de la manta, o sea ¿me comprendes? Claro está que, aparte de operaciones quirúrgicas, hay otra posibilidad: la de que aparezca alguien (pongamos que Carlos Fabra; un ejemplo como cualquier otro) y diga, yo soy un corrupto y me tengo que largar por el bien del partido y por higiene democrática. Las demás explicaciones las daré ante los tribunales. ¿Vale?
Pues que allá se las compongan.

1 comentario:

Partido Aragonés dijo...

Me encanta. GRacias por referirte al primer Costa, ya casi olvidado de la historia de España.

Mi 30% de sangre aragonesa se siente un poco más feliz hoy.

Saludos!