A lo que parece, no vendría mal un recordatorio de los elementos constitutivos del Estado de Derecho; a saber:
1.- Separación de poderes, más o menos según el dibujo que hizo Montesquieu, sin intromisión entre ellos.
2.- Primacía absoluta de la ley, del Derecho. Sobra decir que las normas no se pueden cambiar a mitad de partido.
3.- Sometimiento de los poderes del Estado –como de los ciudadanos- a los Tribunales, y revisión jurisdiccional de todos sus actos.
Perdón por la inmodestia, ya sé yo que no soy quien, pero alucino con la que se ha liado con Garzón. Aquí se están barajando unas cuestiones –en general y sin dubio, pro reo- absolutamente extrañas al debate y que más bien forman parte de los juicios paralelos: lo majetes o julandrones que sean los jueces en general y la cúpula del escalafón en particular, si están o no endiosados, lo enrollao que haya sido don Baltasar y su grado de compromiso con causas justas, lo nefandos que sean los denunciantes, lo bien o mal que nos caigan los medios de comunicación que apoyan a cada una de las partes o quienes actúen como fiscales o abogados defensores, la comparación con otros jueces, si el justiciable es humilde o vanidoso, si es un fino jurista, un artista en el manejo de los argumentos, de las disposiciones aplicables y de la pluma, a la hora de redactar autos y sentencias, o un chapucero sin remedio. Así se puede llegar al infinito y, de hecho, es lo que suele ocurrir con la gente: ¿Somos del mismo equipo de fútbol? ¿Compartimos aficiones? ¿Nos parece apuesto o feo? Su tono de voz, ¿nos resulta simpático o detestable? ¿Es un tío cachondo o parece que haya tragado el rabo del cucharón?
1.- Separación de poderes, más o menos según el dibujo que hizo Montesquieu, sin intromisión entre ellos.
2.- Primacía absoluta de la ley, del Derecho. Sobra decir que las normas no se pueden cambiar a mitad de partido.
3.- Sometimiento de los poderes del Estado –como de los ciudadanos- a los Tribunales, y revisión jurisdiccional de todos sus actos.
Perdón por la inmodestia, ya sé yo que no soy quien, pero alucino con la que se ha liado con Garzón. Aquí se están barajando unas cuestiones –en general y sin dubio, pro reo- absolutamente extrañas al debate y que más bien forman parte de los juicios paralelos: lo majetes o julandrones que sean los jueces en general y la cúpula del escalafón en particular, si están o no endiosados, lo enrollao que haya sido don Baltasar y su grado de compromiso con causas justas, lo nefandos que sean los denunciantes, lo bien o mal que nos caigan los medios de comunicación que apoyan a cada una de las partes o quienes actúen como fiscales o abogados defensores, la comparación con otros jueces, si el justiciable es humilde o vanidoso, si es un fino jurista, un artista en el manejo de los argumentos, de las disposiciones aplicables y de la pluma, a la hora de redactar autos y sentencias, o un chapucero sin remedio. Así se puede llegar al infinito y, de hecho, es lo que suele ocurrir con la gente: ¿Somos del mismo equipo de fútbol? ¿Compartimos aficiones? ¿Nos parece apuesto o feo? Su tono de voz, ¿nos resulta simpático o detestable? ¿Es un tío cachondo o parece que haya tragado el rabo del cucharón?
Falange tiene derecho al amparo de los tribunales, aun contra los jueces mismos, y unos presuntos mangantes, a su propia defensa y a la confidencialidad de las comunicaciones con sus abogados. Es lo que tiene, ya digo, el Estado de Derecho, ¿a qué viene rasgarse las vestiduras? Pero nos da por trasladar la discusión al plano emocional y plantearla en términos de hombres justos contra delincuentes, y así no hay manera.
Insisto en ponerme pedante pero considero que no hubo delito porque, en ambos casos, si Garzón dictó una resolución injusta creo que no lo hizo a sabiendas. En lo del Santander ya es más difícil de determinar –y de probar- si hubo conexión entre sus famosos cursos y la no admisión a trámite o no abstención (o ambas cosas), en la denuncia interpuesta contra directivos del banco.
En cualquier caso, todo hace pensar que Baltasar va derecho al banquillo. Por lo menos.
Insisto en ponerme pedante pero considero que no hubo delito porque, en ambos casos, si Garzón dictó una resolución injusta creo que no lo hizo a sabiendas. En lo del Santander ya es más difícil de determinar –y de probar- si hubo conexión entre sus famosos cursos y la no admisión a trámite o no abstención (o ambas cosas), en la denuncia interpuesta contra directivos del banco.
En cualquier caso, todo hace pensar que Baltasar va derecho al banquillo. Por lo menos.
2 comentarios:
Sinceramente pienso que se están pasando tres pueblos, que le sancionen o que hagan lo que tengan que hacer para bajarle los humos, pero yo creo que está en el punto de mira, aquí el que molesta se le empareda, o al menos siento lo mismo por Díaz Ferrán. No sé, creo que hay manos negras ocultas en este país.
No habrá en la tierra quien ose juzgar al "Hijo de Dios en su Segunda Venida"(© Gustavo Bueno), El es el que decide no ya lo que es bueno o malo sino lo que merece o no ser juzgado.
Publicar un comentario