miércoles, 1 de octubre de 2008

Doña Cocleta

¿Se acuerdan? Conste que no hay montaje y que el post-it de la portada del disco (“las historias que Vd. no puede escuchar en T.V.”) forma parte del original. Palabra. No les digo quién es don Ciruelo y quién doña Cocleta.
Del anuncio del Ministerio de Economía y Hacienda y de su retirada (que la escandalera la montó una Señoría del PP) me he enterado por la prensa. Pero si es lo que dicen, que un señor va con su trauma a la terapia y le habla a su psicóloga de cabeza y cabecera de «las croquetas de mi Puri», pues me parece que no hay para tanto. Cualquiera medianamente avisado y algo puesto en psicoanálisis y terminología freudiana, habría deducido a la primera a qué se refería el pobre hombre con “las croquetas de su Puri”. Es como el conejo que nos recomendó Zapatero para combatir la crisis. Bueno, mejor no entrar en detalles ni hacer metáforas que con las cosas de comer, ya se sabe, no se juega.
¿Habría desaconsejado Elena Salgado aquella hamburguesa XXL si hubiera sido de Burguer Queen? ¿La cogió llorona la misma Ministra de Sanidad con el vino porque le recordaba al que vendía Asunción o a la copla de Manolo Escobar (Viva el vino y las mujeres)? Se acabó aquello de “¡qué bien, qué bien, hoy comemos con Isabel!”, pues a la pobre no le habían pedido permiso ni opinión. Yo (varón), que suelo ser el que hace la compra en casa, voy por el super cerrando los ojos que ya veremos si no me la pego con el carro y tenemos un disgusto. Como soy de mío pudoroso y ando acomplejado con tanta provocación políticamente incorrecta, ya he tachado de la lista “las acreditadas tortas de aceite de Inés Rosales”, “las magdalenas de la Bella Easo” (no sé si aluden a la ciudad pero, por la forma y lo dicho más arriba, no quiero pensarlo) y hasta “el caldo de la abuela de Knorr”, mientras no decidan poner también al abuelo a remover el puchero. Menos mal que la fabada o el chorizo “Pamplonica” pueden referirse a ella o a él. El día que se pongan a prohibir etiquetar y vender, dejan los estantes vacíos y entonces tenemos otra crisis: la de abastecimiento.
Las croquetas, según la receta tradicional, vienen rebozadas en pan rallado... ¡estos si que están empanaos! ¡Cuántas tardes de gloria y noches de jolgorio nos tiene reservadas el Gobierno! Lo que es comer, no comeremos, pero nos reiiimos.

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