Ahivá, la cartera (ya no se llevan los donuts, ni dos ni uno, que es bollería industrial, todo pura grasa saturada). Se me abren las carnes yendo contra uno de mis más caros principios (y de mis fines en esta bitácora): la corrección ortográfica, y aunque sea algo deliberado y consciente, me entran escalofríos y me salen sarpullidos. Tengo por ahí, a la izquierda, una declaración de intenciones a la que me mantengo fiel.
Aunque el episodio es de hace varios meses, he descubierto hoy el vídeo. Ahí está el par de ciudadanas que parece un tándem de profesores de los que ha montado la Conselleria de Educación de la Generalitat Valenciana: Mercedes Cabrera sería la profe de Filosofía y Mª Teresa Fernández, de un look más cosmopolita, como más centroeuropeo, la de Inglés.
In inglis, plis. Ah sí, estooo Education for the Citizenship. Oígame que no es lo mismo que lo de arriba. No, si ya.
Me preocupa el tema. Hace cosa de dos años, cuando cesó la Ministra Mª Jesús San Segundo, envié una colaboración a un blog colectivo bajo el título La Mala Educación (se acababa de estrenar la peli de Almodóvar) donde abogaba por la necesidad de un pacto de Estado para preservar la enseñanza de los vaivenes de la política y de los cambios de equipos ministeriales, así como para evitar que los partidos políticos la usen como un juguete. No me resisto a reproducir algo de lo que allí decía: “(…) se ha pasado de meter la letra con sangre a que no entre de ningún modo, de exigir la lista de los reyes godos a que el temario se limite al último rey de España (quiero decir al actual), de conocer los afluentes de los ríos de la península ibérica a la apropiación programada –en exclusiva o por tramos- de los que atraviesan una comunidad, de las leyendas y cronicones a la revisión o falseamiento de la historia, de saber latín a no ser capaces de hacer la o con un canuto, y así ad infinitum.”
También citaba un párrafo de la Breve Historia de España del recientemente premiado Fernando García De Cortázar: “El modelo llega a su cima con la reforma de Moyano de 1857, que garantizó la educación primaria obligatoria hasta los nueve años y concede al Estado la elección de los programas y libros. De nuevo, la penuria impide avanzar, y si en Francia la reforma educativa fue fundamental en el desarrollo de la unidad nacional al extinguir los particularismos y las lenguas regionales, en España, la deficiente escolarización truncó esa posibilidad, permitiendo la supervivencia de los idiomas locales.”
Por entonces supe del Panfleto antipedagógico del profesor Ricardo Moreno Castillo que, en esas fechas, se editó en forma de libro. El texto tuvo tanto éxito en su difusión como escaso en su aplicación. ¡Y cuánta razón tenía!
jueves, 30 de octubre de 2008
Heducación pa lah Ziudadanah… y loh Ziudadanoh
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Fernández de la Vega
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