
¿Quién sino un español pudo haber inventado la Leyenda Negra? Aunque se discute sobre su origen italiano y si el término fue usado antes por un tal Juderías, por Pardo Bazán o por Blasco Ibáñez, lo que nadie parece dudar es que la fuente de inspiración principal se halla en Bartolomé de las Casas.
Unamuno, que se doctoró con la tesis Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca, pronunció aquel “me duele España porque la amo” muy versioneado después. Sabino Arana, con quien compitió en una oposición a una cátedra de euskera cuya plaza ganó Resurrección María de Azkue, fue especialmente agresivo en su antiespañolismo. Sus odios tribales, africanos, los heredó Arzallus, el avinagrado de la sonrisa invertida como la de De Juana Chaos. Iñaki, al igual que Iglesias Chouzas, es de ascendencia gallega, con fanatismo del converso y sin el factor Rh homologado. Lo de los ocho apellidos, es evidente. ¡Qué derechos históricos ni qué ocho cuartos! Si Montilla ha llegado a Presidente de la Generalitat cuando se había dicho que Cataluña no estaba preparada para ser gobernada por un charnego, ¿cómo no va a ser posible que Patxi sea lehendakari? En la desmadrada película Airbag, Juanma Bajo Ulloa fabulaba con un lehendakari negro y Obama, por entonces, apenas se estrenaba como senador por Illinois. La legitimidad democrática no es de nacimiento; la dan los votos. Pepe Rubianes, otro hijo de inmigrantes, recriado en Cataluña, murió el día en que el PP recuperaba la hegemonía en su Galicia natal. Allí, la tendencia tradicional ha sido, más bien, que la gente se marche a otros lugares, por eso sus presidentes suelen ser naturales y vecinos del lugar.
Se nos ha ido Rubianes al otro barrio y sus cenizas se van allende los mares. Sin ironía: buen viaje lleve.
1 comentario:
Sí. parte de ellas a Cuba. Que se las den a Fidel como si fueran gofio, mezcladas en la leche. buen viaje.
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