¿No lo decía yo el otro día? Que alguien da algo, aunque sea una higa, él eso y dos huevos duros. Este hombre es un portento de la oferta gastronómica, siempre por delante de la demanda. ¡A Flancisco Camps se le ha ocurrido nada menos que incluir la enseñanza del chino mandarín como asignatura optativa en el segundo ciclo de la ESO a partir del curso 2010-2011! No le ha temblado el pulso, el cuerpo serrano ni la voz a la hora de anunciarlo. ¡Chupa del flasco, calasco! O, como va diciendo por ahí, por esos mundos virtuales de Facebook, González Pons, “Yes, we Camps”. Un portavoz no autorizado de la Generalitat Valenciana ha descartado cualquier relación con el quincuagésimo aniversario de la invasión del Tibet.
En tierra de naranjas, el mandarín era lo dado; al Consell de Govern el cantonés no acababa de sonarle bien. Cabe recordar que en Alicante, por influencia de la cercana Cartagena, se fundó un partido secesionista llamado Alicantón. El segregacionismo tiene esas cosas, que empiezas a trocear y no sabes dónde pararte.
El conseller de Educación, Font de Mora, ha señalado que “con castellano e inglés alcanzamos a más de 1.500 millones de personas y ahora llegaríamos a 3.000 millones de hablantes con las tres lenguas”. Le sumas el valenciano –que se ve que se le ha olvidado o que le importa un pimiento- y ya son 3.000 millones y un piquillo. Bueno, supongo que los valencianoparlantes están metidos en el equipo de los que hablan castellano.
Aunque las apariencias engañan, Camps, que es un tipo escurrido, magro, y con menos carne que un cocido de cuaresma, parece frugal. No debe ser de esos que tienen un saque que vale la pena comprarles un traje antes que invitarlos a cenar. Sobre todo en un restaurante chino con pijama de postre. Claro que si el traje se lo compras en un bazar chino, de esos multiprecio, te puede ir lo comido por lo servido. Ya veremos si de aquí a la implantación de la secundaria babilónica no lo pillan con el carrito del helado.
En tierra de naranjas, el mandarín era lo dado; al Consell de Govern el cantonés no acababa de sonarle bien. Cabe recordar que en Alicante, por influencia de la cercana Cartagena, se fundó un partido secesionista llamado Alicantón. El segregacionismo tiene esas cosas, que empiezas a trocear y no sabes dónde pararte.
El conseller de Educación, Font de Mora, ha señalado que “con castellano e inglés alcanzamos a más de 1.500 millones de personas y ahora llegaríamos a 3.000 millones de hablantes con las tres lenguas”. Le sumas el valenciano –que se ve que se le ha olvidado o que le importa un pimiento- y ya son 3.000 millones y un piquillo. Bueno, supongo que los valencianoparlantes están metidos en el equipo de los que hablan castellano.
Aunque las apariencias engañan, Camps, que es un tipo escurrido, magro, y con menos carne que un cocido de cuaresma, parece frugal. No debe ser de esos que tienen un saque que vale la pena comprarles un traje antes que invitarlos a cenar. Sobre todo en un restaurante chino con pijama de postre. Claro que si el traje se lo compras en un bazar chino, de esos multiprecio, te puede ir lo comido por lo servido. Ya veremos si de aquí a la implantación de la secundaria babilónica no lo pillan con el carrito del helado.
1 comentario:
Pues, al paso que van las cosas... vete tú a saber si nos es más que recomendable aprender chino...
Como dicen por aquí, tú fiate y no corras.
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