
En tierra de naranjas, el mandarín era lo dado; al Consell de Govern el cantonés no acababa de sonarle bien. Cabe recordar que en Alicante, por influencia de la cercana Cartagena, se fundó un partido secesionista llamado Alicantón. El segregacionismo tiene esas cosas, que empiezas a trocear y no sabes dónde pararte.
El conseller de Educación, Font de Mora, ha señalado que “con castellano e inglés alcanzamos a más de 1.500 millones de personas y ahora llegaríamos a 3.000 millones de hablantes con las tres lenguas”. Le sumas el valenciano –que se ve que se le ha olvidado o que le importa un pimiento- y ya son 3.000 millones y un piquillo. Bueno, supongo que los valencianoparlantes están metidos en el equipo de los que hablan castellano.
Aunque las apariencias engañan, Camps, que es un tipo escurrido, magro, y con menos carne que un cocido de cuaresma, parece frugal. No debe ser de esos que tienen un saque que vale la pena comprarles un traje antes que invitarlos a cenar. Sobre todo en un restaurante chino con pijama de postre. Claro que si el traje se lo compras en un bazar chino, de esos multiprecio, te puede ir lo comido por lo servido. Ya veremos si de aquí a la implantación de la secundaria babilónica no lo pillan con el carrito del helado.
1 comentario:
Pues, al paso que van las cosas... vete tú a saber si nos es más que recomendable aprender chino...
Como dicen por aquí, tú fiate y no corras.
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