jueves, 20 de marzo de 2008

Erecciones Generales






En aquel ejemplar del Star de allá abajo, de 1976, se decía “Voto a los 18 años... ¿pero qué se piensan esos tíos, que si a mí me dejaran votar lo haría?”. Pero, ojo, no nos confundamos, la revista no era todo lo neutral o indiferente que podría pensarse. El mismo número 26 incluía esta “Nota a los lectores en general: (...) si nosotros nos quedamos en casa, y los únicos que van a votar son los fachas y –¡Vishnú no lo quiera!– sale el Fraga... tíos, lo que está claro es que se acabó el Star. (...) Luego, si nos cierran, que no se diga que nosotros no os hemos advertido. Y que tampoco os tengáis que preguntar si no ha sido por vuestro “paso de política, tíos”.” Ante todo, mucho pragmatismo. Tíos.
Tres años más tarde, Juan Bufill escribía sobre uno de los “realizadores que se expresan habitualmente en formato súper 8”: “Pedro Almodóvar tendrá ya listo su primer largometraje con destino a las salas de estreno. Su título: “Erecciones generales” (erecciones con “r”). Será parodia desmadrada con ambiente punk. En el film participan Alaska y los Pegamoides. El argumento incluye un policía violador, una virgencita (al empezar la película) dedicada al cultivo de la maría, y bastantes enredos y guarradas, como es habitual en los films de Pedrito. Seguiremos informando.” Se trataba, claro está, de Pepi, Luci y Bom y otras chicas del montón. Mucho más tarde, en Volver, Almodóvar volvió a abordar la “violencia de género” (con perdón) desde una óptica radicalmente distinta. Al contrario que para muchos –cinéfilos en general y críticos en particular-, Almodóvar siempre ha sido santo de mi devoción, pero hay que reconocer que desde que se ha vuelto intelectual orgánico oscarizado ha cambiado que no veas. Lógico que haya perdido parte de la frescura inicial, aquel candor de sus inicios under; ahora bien, la diferencia entre el tratamiento que hace de un mismo tema en una y otra peli es bestial. En la primera, una sufrida esposa, aporreada por su marido, acaba en el hospital con pasión masoca, pillándole el gustirrinín a las palizas recibidas. La última es una denuncia actualizada y al uso (aunque con su estética, como el patio de mi casa, muy particular) de la cuestión.

El extra del mes de diciembre del 79 informaba sobre “El Pleno del Porro”, donde los del PSOE defendían la legalización del cannabis y los de UCD se oponían. ¿Alguien ha olvidado que Tierno fue el Alcalde de la movida? “A colocarse y al loro”.
En estas elecciones del 2008, Almodóvar era uno de los de la ceja. Saco de mi diccionario de palabros (perdón por la autocita, no es la única): “Unicejilar (organismo ~): Aquél que, en su simplicidad orgánica, funcional e intelectual, está integrado por una sola célula, alargada, negra y peluda, que, de haber habido, se hubiera situado sobre los ojos”. También Serrat era de la cofradía. Cuando fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Complutense de Madrid declaró que «la lengua en la que más a gusto me expreso es aquella en la que me prohíben hablar.» ¿Qué opinión le merecerán las medidas coercitivas de la Generalitat para obligar a poner en catalán los carteles de los comercios?

Conste que defiendo el derecho a la evolución ideológica, a la propia contradicción y a discrepar de uno mismo. Suponiendo que se trate de alguno de esos casos.

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