miércoles, 11 de marzo de 2009

El juez cazón, de pesca

A don Baltasar le sacaron el mote cuando se vio que lo suyo por la caza era auténtica pasión, pero ahora, que le han descubierto poniendo el cazo, el sobrenombre le podría venir como anillo al dedo: cazón por partida doble. Apodos. Anfibológicamente hablando.
Alguacil alguacilado o Torquemada en la hoguera, el martillo de corruptos resulta que tenía debilidades inconfesables, sus pequeñas actividades heréticas. Al saberse lo del pufete, estaba veraneando (aunque fuera marzo) en el Caribe. ¡Qué ricura! Igual había ido a pescar agujas como Hemingway, invitado por los hermanos Castro o por Chávez, o –lo que es más seguro- a curarse del estrés. No ha trascendido el objeto de su viaje ni más datos que su inmediata partida a Perú, a dar conferencias. No para.
Hay que explicar la cuestión porque dicho así suena feo y esto, cariño, no es lo que parece. Es verdad que ha pillado una pasta; el problema es que no lo había declarado al jefe, al CGPJ, no ha cogido nada que no fuera suyo, era su retribución por dar clases magistrales. Además, sólo ha cobrado 4.500 $ netos al mes –lo ha dicho él-, mucho menos que cualquier profesor universitario americano. ¿Ha donado, acaso, la diferencia a la ciencia jurisconsultiva? ¿Es que todavía no se cotiza allí conforme a su sabiduría? Tiene que hacerse valer porque, si no, es una tomadura de pelo. Imagínate a Gasol cobrando como el utillero del equipo.
Por cierto que el cazón (galeorhinus galeus) es el nombre común por el que se conoce al tiburón vitamínico. Fíate tú de los cazones.

1 comentario:

Mike dijo...

Te recomiendo el audio que actualicé hoy sobre el asunto. Para un profano como yo, ayuda mucho.

Saludos!