Los medios de la izquierda son tres: el anular (al PP con el llamado “cordón sanitario”), el corazón (de León, pues, aunque nacido en Valladolid, es un leonés de crianza, como el tinto del Bierzo), o medio propiamente dicho, y el índice (de libros prohibidos de Cristina Almeida). Para el caso de que alguien replicara que también la derecha tiene tres, el PSOE se guarda un as en la manga: Gabilondo. Con lo que ellos tienen Cuatro. Aunque, a lo mejor, geométricamente hablando, unos y otros coinciden, y los medios de la derecha y los de la izquierda son el centro. Vaya usted a saber.
Antes había medios volantes; ahora son fijos e inamovibles, creativos, los motores del equipo, los que reparten el juego, o medios con vocación atacante o defensiva. Están desapareciendo los extremos puros como Gento, un extremo izquierdo que ni Stalin (perdón, don Paco) y emerge una nueva categoría, según Romeu: el extremo chocheante, que no sabemos por dónde circula y a qué se dedica. Valdano, que es muy de letras, habla de saber leer los partidos, pero leer los medios… En realidad se lee la palma, donde el destino se escribe derecho con rayas torcidas, pero los dátiles, las yemas, las falanges (¡eh, cuidadín!) no se leen. Corto Maltés, el protagonista de un cómic del (ése sí) genial dibujante Hugo Pratt, nació sin línea de la fortuna, así que se la trazó él con un cuchillo.
Bien, ése es el chiste (dirán ustedes ¿cuál?) de hoy en El País y el gráfico explicativo de mi cosecha. También dirán que le tengo manía al creador de Miguelito, pero es que me subleva ver cómo liquida el lenguaje. Hoy, ya la ven: “que no es poco”… ¿poco qué? ¿Poco extremo? Sería extremado, más bien. ¿Poco pensamiento o poco chochez? Hay antecedentes de embarullada gramática y de falta de concordancia en los bocadillos. El 7-6-06 soltó el siguiente chascarrillo: “Nunca me han entusiasmado los hombres de derechas, pero, desde Rajoy, que estoy empezando a detestarlo”. Puede ser un juego de palabras con ripio entre el elidido hoy (desde hoy) y Rajoy (sí, ya sé que es una memez), aunque seguimos en las mismas: “a detestarlo” ¿los hombres? ¿las derechas? Desde la propia derecha muchos suscribirían la pulla a Rajoy, pero otra cuestión es que se pretenda que eso sea una tira cómica o algo por el estilo.
Referirse, con ese salero, al pensamiento de la derecha después del show de esta semana pasada, ya es atrevimiento: Garzón promovido por Gibson a miembro de la Real Academia de la Historia o de la Lengua y la comecuras Almudena Grandes constituyen un equipo de medios extremistas, de los de “el fin justifica los medios” y no de “en el punto medio está la virtud”.
Lo que está claro es que al pensamiento único, por lo menos al de Romeu, le caracteriza el haber sido elaborado a base de una cantidad de ideas que caben en los dedos de una mano, y por una única neurona, vamos que no es ni medio pensamiento. Apuntaba Ortega y Gasset en La rebelión de las masas que “el tonto es vitalicio y sin poros. Por eso decía Anatole France que un necio es mucho más funesto que un malvado. Porque el malvado descansa algunas veces; el necio jamás. Es indudable que desde siempre ha tenido que ser para muchos hombres uno de los tormentos más angustiosos de su vida el contacto, el choque con la tontería de los prójimos.”
Pues así pasa con éste, que no es medio tonto, es tonto rematado.
Antes había medios volantes; ahora son fijos e inamovibles, creativos, los motores del equipo, los que reparten el juego, o medios con vocación atacante o defensiva. Están desapareciendo los extremos puros como Gento, un extremo izquierdo que ni Stalin (perdón, don Paco) y emerge una nueva categoría, según Romeu: el extremo chocheante, que no sabemos por dónde circula y a qué se dedica. Valdano, que es muy de letras, habla de saber leer los partidos, pero leer los medios… En realidad se lee la palma, donde el destino se escribe derecho con rayas torcidas, pero los dátiles, las yemas, las falanges (¡eh, cuidadín!) no se leen. Corto Maltés, el protagonista de un cómic del (ése sí) genial dibujante Hugo Pratt, nació sin línea de la fortuna, así que se la trazó él con un cuchillo.
Bien, ése es el chiste (dirán ustedes ¿cuál?) de hoy en El País y el gráfico explicativo de mi cosecha. También dirán que le tengo manía al creador de Miguelito, pero es que me subleva ver cómo liquida el lenguaje. Hoy, ya la ven: “que no es poco”… ¿poco qué? ¿Poco extremo? Sería extremado, más bien. ¿Poco pensamiento o poco chochez? Hay antecedentes de embarullada gramática y de falta de concordancia en los bocadillos. El 7-6-06 soltó el siguiente chascarrillo: “Nunca me han entusiasmado los hombres de derechas, pero, desde Rajoy, que estoy empezando a detestarlo”. Puede ser un juego de palabras con ripio entre el elidido hoy (desde hoy) y Rajoy (sí, ya sé que es una memez), aunque seguimos en las mismas: “a detestarlo” ¿los hombres? ¿las derechas? Desde la propia derecha muchos suscribirían la pulla a Rajoy, pero otra cuestión es que se pretenda que eso sea una tira cómica o algo por el estilo.
Referirse, con ese salero, al pensamiento de la derecha después del show de esta semana pasada, ya es atrevimiento: Garzón promovido por Gibson a miembro de la Real Academia de la Historia o de la Lengua y la comecuras Almudena Grandes constituyen un equipo de medios extremistas, de los de “el fin justifica los medios” y no de “en el punto medio está la virtud”.
Lo que está claro es que al pensamiento único, por lo menos al de Romeu, le caracteriza el haber sido elaborado a base de una cantidad de ideas que caben en los dedos de una mano, y por una única neurona, vamos que no es ni medio pensamiento. Apuntaba Ortega y Gasset en La rebelión de las masas que “el tonto es vitalicio y sin poros. Por eso decía Anatole France que un necio es mucho más funesto que un malvado. Porque el malvado descansa algunas veces; el necio jamás. Es indudable que desde siempre ha tenido que ser para muchos hombres uno de los tormentos más angustiosos de su vida el contacto, el choque con la tontería de los prójimos.”
Pues así pasa con éste, que no es medio tonto, es tonto rematado.
3 comentarios:
Pero tonto...mu tonnnto.
Y el daño que hace, como tantos otros.
Saludos e interesante post.
La prensa española da asco. No es más que un campo de batalla entre dos opciones políticas enfrentadas y en el que se enzarzan mercenarios de ambos bandos.
No hace falta ser un genio para darse cuenta que los periodistas españoles, en su gran mayoría, apenas saben escribir y cuando lo hacen, se mueven motivados por la soldada pagada por los grandes partidos y grupos mediáticos. Son únicamente, tontos útiles que obedecen la voz de su amo.
Eso sí, entre los periódicos más relevantes del panorama nacional, El País es el más asqueroso de todos, con su total falta de objetividad y sus informaciones sesgadas siempre para el mismo lado.
En cuanto al humor; en España no se sabe lo que es eso desde que murió Gila y Faemino y Cansado espaciaron sus actuaciones.
Un saludo.
Lo suscribo íntegramente. Se podría añadir la mítica actuación de la jarra de Tip y Coll, una obra maestra de humor absurdo e inteligente. Esta pareja, que estaban en las antípodas ideológicas (uno era comunista y el otro de Fuerza Nueva) nos hacían reir prometiendo, en cada actuación, que la próxima semana hablarían del Gobierno. Y eso cuando el cielo, de nubarrones grises, de la Transición, aún no se había despejado. Imagínate ahora.
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