miércoles, 28 de enero de 2009

Ojos que no ven, han de hacérselo mirar

El digital 20 minutos publicaba anteayer un artículo sobre la foto de la toma de posesión de Obama que realizó David Bergman uniendo 220 instantáneas diferentes hasta obtener una imagen de 1.474 megapixels y que pesa más de dos gigas. Para juntar las piezas se valió del programa Gigapan. Un enlace enviaba al lector a la web del fabricante del software utilizado, donde una introducción en Flash presentaba a unos policías en la terraza de un edificio.
La noticia incluía una reproducción de la foto acompañada de un navegador que permitía desplazarse por toda su extensión, aumentando el zoom en unas proporciones tales que daban idea de la calidad del trabajo y posibilitaban llegar a los gestos de los asistentes. Animaba a encontrar una estatua ecuestre sin promesa de premio –económico o de otro tipo- ni de figurar en el top-ten de los más linces. Y aquí vienen las sorpresas. Buscando la estatua pude observar varias personas que ofrecían el aspecto fantasmagórico de esos retratos que -según se asegura- corresponden a ectoplasmas: cabezas cortadas, objetos superpuestos, cámaras de vídeo sostenidas por manos misteriosas cuyos brazos cuelgan del vacío, de cuerpos inexistentes, un teleobjetivo fracturado, un hombre que en la misma instantánea está atento a los acontecimientos y dando una cabezada, mecanotubos que no encajan...

































Por cierto, la estatua no resulta difícil de localizar: está “enfocada” por la cámara que aparece en primer plano a la derecha, casi en la bisectriz horizontal, y corta por la mitad la lámina de agua que se puede ver entre la multitud y las construcciones, justo en medio de unas pequeñas figuras que sobresalen del gentío.








es,m,me,msammcas
Es una parte de lo que el ojo no vio de la ceremonia.

1 comentario:

Mike dijo...

Hijo, estás en todo. Interesantísimo.