
Bermejo no sabe por dónde anda, no tiene GPS ni Google Maps. Tampoco licencia para matar. Mucho se ha escrito estos días sobre las películas que ha montado: La escopeta nacional sobre todo, y se ha llegado a proponer la creación de una Asociación Estatal del Rifle con él de presidente. Convierte al Parlamento en el mayor espectáculo del mundo y está dejando la judicatura, la justicia, como el planeta de los simios. Nos faltaba un clásico de nuestra más tierna Transición, uno que comparte cartel con La trastienda y Experiencias prematrimoniales: Furtivos.
Bermejo es, para su partido, lo que en el futbol se llama un perro de presa. En estos días, más que un pitbull o un sabueso de caza parece un yorkshire enfadado.
Ha perdido el norte. Los papeles no, porque no los tenía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario