domingo, 22 de febrero de 2009

De traje y corbata

Eso sí que ha sido un buen corte, lo del traje de Camps. A don Francisco le han hecho un traje a medida y le han colgado una corbata al cuello, y no de seda precisamente. A cuenta de esa vestimenta, Bermejo se ha puesto el traje de luces y ha sido aclamado (¡torero!) por sus compis diputados. Cuando pensábamos que lo del PP eran trapos sucios, le salen trajes de sastrería exclusiva, de Milano. No eran trapitos, no. Otro urdidor de defenestraciones, Alfonso Guerra, se cargó a toda una directora general de RTVE, Pilar Miró, por cosas de la indumentaria. Hay mucho traje largo y vergüenza corta. Con este vestido para la ocasión, les han hecho un siete.
Y mientras tanto, ¿quién se acuerda de la crisis? El otro día, Sarkozy puso la gestión de la crisis económica española como ejemplo de negligencia y presumió de que la caída del empleo en Francia era cinco veces inferior a la española. Ya se está cobrando la silla de la Cumbre y otras afrentas. ¿Ha ocupado eso muchos titulares? Por la prensa se ha enterado Camps de lo que se le acusaba, así que no tenía tiempo (la prensa digo) para entretenerse en cuestiones económicas menores.
Garzón, ansioso de enchironar, con tanto tiro y tanto auto de choque, se ha estresado. Su ataque de ansiedad, de tenerlo en sus brazos, es un berrinche por inhibición. Que se mejore. Como el que no corre, vuela, Zapatero, el presidente del primer gobierno ¿del mundo? en tener una huelga de jueces, ha salido en su defensa. Los jueces se bastan para defenderse ellos solos, pueden causar indefensión pero nunca a sí mismos. También Rubalcaba ha querido echar su cuarto a espadas ejemplificando con aquel proverbio chino (¿por qué todos los proverbios son chinos y los refranes –una cosa más vulgar y como de andar por casa- españoles?) del que señala a la luna, los necios y el dedo. El Ministro del Interior daba por supuesto que la luna es la corrupción del PP pero yo me pregunto si el paro no es un cuerpo celeste de mayor belleza e importancia. El sabio de don Alfredo señala a una luna falsa, un espejo.
Pasarán más de milanos, muchos más.

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