viernes, 13 de febrero de 2009

Los cazadores, ¿cazados?

Se han expresado dudas sobre la jurisdicción de la Audiencia Nacional en el tema que salpica (de corrupción) al Partido Popular. Sean o no razonables, sólo la mentalidad sectaria puede explicar que haya quien considere que ya no es necesario ni siquiera guardar las formas. La mentalidad sectaria, el estar convencidos de la superioridad moral propia, de la maldad intrínseca del enemigo (el PP es enemigo político de Garzón, qué duda cabe) y de estar en posesión exclusiva de la verdad. Tiene delito.
Si, como parece, aquí hay tomate, Garzón se debe quitar de en medio por cuestión de salubridad judicial, o lo que pudiera quedar de ese extraño concepto. No es preciso invocar el artículo correspondiente de la Ley de Enjuiciamiento, ni seguir tomando por imbécil al personal; sencillamente su abstención impediría que una eventual condena contra el PP apareciese contaminada por la sospecha. Con todos los “supuestos” (tráficos de influencias, delincuentes, enemistades manifiestas, cohechos, responsables, animosidades) que quieran. Piensa mal, con todos, y acertarás.
No sé si Trillo estuvo o no afortunado en la manera de plantear sus exigencias, pero es que el propio Garzón tendría que abstenerse sin esperar un segundo. En cualquier caso, siempre ayuda separar hechos (por ejemplo, que el juez estuvo de montería con don Mariano Fernández Bermejo) y opiniones (como que la reacción de Rajoy y los suyos fue desmesurada o tibia): los primeros son incontrovertibles y las opiniones, discutibles. En eso nadie se muestra exquisito y se mezclan sin claridad de juicio ni pudor. Y los menos escrupulosos son los medios de comunicación adictos.
Yo, sin embargo, aún espero que de un momento a otro nos sorprendan con alguna como la de Wyoming y todo esto dé un nuevo giro.

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