viernes, 4 de abril de 2008

Yo también

Sí, yo también me he bajado del eMule El Día de la Bestia y La Comunidad. Me autoinculpo, no por descargar mi conciencia (que en esa cuestión no lo precisa) del peso del pecado, sino por aliviar algo mi enojo. Como de la transgresión de descargarse cosas por Internet pagan (vía canon) justos por pecadores, éste que lo es (pecador pero también pagano) confiesa haber visto las dos pelis (entre otras muchas) fuera de los mejores cines, al margen de los circuitos de las salas comerciales, y reclama que le den la parte que le corresponda a Terele Pávez. Es justo ¿no?
Si se admite la objeción de conciencia fiscal para dedicar –o dejar de hacerlo- una parte a determinadas finalidades, supongo que en esto, los (ir)responsables también tendremos algo que decir.
Me han dicho que hace poco el SGAE rechazó un inventó para evitar los screeners consistente en una simple lámpara, colocada junto a la pantalla, que emitía rayos ultravioleta, no apreciados por el ojo humano pero que velaban la grabación de vídeo. Claro que si tomamos en consideración el número de películas españolas que circulan por la red, la respuesta de la oficina recaudadora se explica por sí sola.
Además de que el canon sirva para abonar el castigo preventivamente, uno sospecha que lo recaudado no se distribuirá con arreglo a ninguna escala de merecimientos que merezca tal nombre. Es lo de siempre: ¡Qué mal repartío está el mundo!

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