El viernes, el diario 20 minutos publicaba este titular: “Un anciano senil, castigado por "mala conducta"” ¡Qué cosas!: los viejos seniles, los niños infantiles y los jóvenes juveniles.
Hace tiempo que vengo haciendo un somero inventario de gazapos en la prensa, sobre todo en las ondas. Se hablaba en la SER de la Ley de Reforma de la Enseñanza Secundaria y el catedrático de Derecho Constitucional Fernando Pérez Royo afirmó que “la Sra. Ministra ha contradecido su propio argumento”. Ni Iñaki Gabilondo (conductor a la sazón del programa) ni nadie le contradició. En La Ventana se debatía sobre la educación a cuento de una manifestación convocada por asociaciones católicas de padres de alumnos con el apoyo del PP y de la Conferencia Episcopal. Un sesudo tertuliano (desde luego no era ni Miguel Herrero ni Santiago Carrillo, tal vez Pere Portabella u otro no habitual en ese espacio) se refirió varias veces a la “aniversión” que estaba provocando la Iglesia en los sectores más progresistas. ¿Sería este individuo otra víctima de la LOGSE?
Más recientemente, en RNE informaban de que “se redució” el número de accidentes de tráfico. En la misma emisora se anunciaba la celebración de una misa por el eterno descanso del alma del Papa Wojtyla en la Iglesia de San “Estanislado”, en Polonia. En la vieja tertulia de la COPE, comentando algún programa de telebasura, el inefable Justo Fernández afirmaba que los había muy malos pero que “baten audiencias” (no records). En cierta ocasión, en el noticiario de las dos, se refirieron por dos veces a lo “disciplente” que había estado el Presidente del Gobierno.
Poco después de contraer matrimonio, en el canal televisivo Cuatro, el ¿showman? Boris Izaguirre se refería a su “cónyugue”. Ese vocablo es todo un clásico; igual que el verbo “preveer” (y a partir del infinitivo, toda la conjugación). A finales del pasado noviembre, se lo oímos al secretario general del PP, Ángel Acebes. En el programa de la mañana de Onda Cero daban cuenta de la defensa que hizo un político de las medidas contra la siniestralidad laboral, reclamando a todos los agentes sociales que “no coberturizaran” situaciones irregulares. En las noticias de medio día de Antena-3 una reportera se refirió a los objetos que unos ladrones “sustrayeron”.
Para rematar, un terrible lapsus: El mes de septiembre pasado, la Ministra de Agricultura, Pesca y Alimentación, Elena Espinosa, ante el naufragio del pesquero Nuevo Pepita Aurora, manifestó la necesidad de aferrarse a la esperanza de “encontrar con vida a los cinco cadáveres”.
Hace tiempo que vengo haciendo un somero inventario de gazapos en la prensa, sobre todo en las ondas. Se hablaba en la SER de la Ley de Reforma de la Enseñanza Secundaria y el catedrático de Derecho Constitucional Fernando Pérez Royo afirmó que “la Sra. Ministra ha contradecido su propio argumento”. Ni Iñaki Gabilondo (conductor a la sazón del programa) ni nadie le contradició. En La Ventana se debatía sobre la educación a cuento de una manifestación convocada por asociaciones católicas de padres de alumnos con el apoyo del PP y de la Conferencia Episcopal. Un sesudo tertuliano (desde luego no era ni Miguel Herrero ni Santiago Carrillo, tal vez Pere Portabella u otro no habitual en ese espacio) se refirió varias veces a la “aniversión” que estaba provocando la Iglesia en los sectores más progresistas. ¿Sería este individuo otra víctima de la LOGSE?
Más recientemente, en RNE informaban de que “se redució” el número de accidentes de tráfico. En la misma emisora se anunciaba la celebración de una misa por el eterno descanso del alma del Papa Wojtyla en la Iglesia de San “Estanislado”, en Polonia. En la vieja tertulia de la COPE, comentando algún programa de telebasura, el inefable Justo Fernández afirmaba que los había muy malos pero que “baten audiencias” (no records). En cierta ocasión, en el noticiario de las dos, se refirieron por dos veces a lo “disciplente” que había estado el Presidente del Gobierno.
Poco después de contraer matrimonio, en el canal televisivo Cuatro, el ¿showman? Boris Izaguirre se refería a su “cónyugue”. Ese vocablo es todo un clásico; igual que el verbo “preveer” (y a partir del infinitivo, toda la conjugación). A finales del pasado noviembre, se lo oímos al secretario general del PP, Ángel Acebes. En el programa de la mañana de Onda Cero daban cuenta de la defensa que hizo un político de las medidas contra la siniestralidad laboral, reclamando a todos los agentes sociales que “no coberturizaran” situaciones irregulares. En las noticias de medio día de Antena-3 una reportera se refirió a los objetos que unos ladrones “sustrayeron”.
Para rematar, un terrible lapsus: El mes de septiembre pasado, la Ministra de Agricultura, Pesca y Alimentación, Elena Espinosa, ante el naufragio del pesquero Nuevo Pepita Aurora, manifestó la necesidad de aferrarse a la esperanza de “encontrar con vida a los cinco cadáveres”.
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