Oír la COPE suele poner de los nervios pero hay que admitir que es saludablemente crítica con la derecha. Por contra, la SER es tan sumisa con el gobierno que resulta de un sectarismo rastrero y servil. El programa La Ventana constituye la columna editorial del Grupo Prisa. Ahí, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, notable intrigante, acreditado traidor a Suárez, y político prejubilado absolutamente incapaz en su momento de aglutinar las simpatías necesarias en el seno del PP para liderarlo, como pretendía, o de pasar el fielato de las urnas para cotejar su tirón popular (creo que nulo con esa pinta de niñato decimonónico y de pedante endomingado), sienta cátedra. Suele ser él, relamido y sabelotodo, resentido y envenenado con el fanatismo del converso, el que enuncia las teorías ya conocidas, el que hace saber las posturas del entorno del PSOE, desde su dudosa independencia e increíble oposición. Santiago Carrillo se limita a abundar en sus opiniones y la conductora, Gemma Nierga, emite unos gruñidos de asentimiento de resonancias orgásmicas. El otro (iba a decir el tercero en discordia, pero aquí no hay discrepancia alguna) es Pere Portabella. Hoy le ha corregido a Carrillo: La oposición no ha sido catastrófica durante estos cuatro años, sino catastrofista. ¡Qué armonía la que allí reina! Miguel Herrero ha acusado a la derecha de sacrificar a sus mejores hombres: ¡Fuera caretas y falsas modestias! Le han reído la gracia, patética y nada inocente. Una buena parte del programa la han dedicado a defender que Zapatero no pacte con los nacionalistas aun a costa de que la investidura se produzca en segunda votación. Estos mismos se han pasado la legislatura sosteniendo que los pactos eran muy positivos. Son maestros en ese arte de hacer de la necesidad virtud.
Lo más emotivo de hoy ha sido la manera encomiástica en que se han referido a la soledad del manager (con perdón a Vázquez Montalbán); una soledad que nos ha conmovido. A ZP se le vio en la cumbre de Bucarest triste y mohíno. En la radio han aplaudido su independencia y ensalzado su orgullo. Le han quitado importancia a la cuestión subrayando el escaso relieve de la personalidad de Bush y lo poco o nada que allí se decidía. Han analizado –por decirlo de algún modo- las causas y las nulas consecuencias, mientras tachaban la foto de oportunista. ¿Y cuál no lo es? Una foto consiste en eso, en la oportunidad, en el momento, en la fugacidad circunstancial del instante en que es captada. El meollo de la cuestión –hábilmente soslayado por estos palmeros- del retrato radicaba en la imagen que transmitía (valga la redundancia semántica). Y lo que hemos visto reflejaba el aislamiento del hombre y lo que representa (España). La Diplomacia, a menudo, se basa en los corrillos, ¡qué le vamos a hacer! Y eso, los corrillos que ignoran a Zapatero, es lo que desprecian en La Ventana para encumbrar a su jefe a la torre de marfil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario