Es verdad que parece que han organizado una batida, una cacería al acecho, una montería a la espera y con reclamo, porque la cosa adquiere distintas tonalidades, hay varios frentes abiertos y estrategias diversas. Por partes: el tema de la corrupción y la podredumbre interna nadie lo ha centrado mejor que Antonio Basagoiti. Con la seriedad que requería el caso, se ha quejado de que, mientras en Euskadi los concejales del PP dan la cara y la vida por sus ideas y su visión de España, haya conseguidores que utilicen el nombre del partido para llevarse crudo el trozo que pueden. Y no es menos intolerable por el hecho de que en todas partes cuezan habas. Unos posts más abajo (Una pregunta para Rajoy) criticaba la falta de respuesta de los populares a los retos que se les planteaban como partido en la oposición. O mejor dicho, subrayaba que se manifestaban enfangándose cada vez más. Hoy debo reconocer que, muchas veces, lo que dicen ni llega ni se escucha. Hasta las excusas de las piezas sirven para colocarlas mejor en el punto de mira, en la diana.
El martes, 10, en el informativo Catorce horas de RNE, cuando arreciaba el asunto, le pusieron un micro a Camps para que diera explicaciones sobre las salpicaduras de la trama en su tierra. Daba igual, porque lo que dijo, en valenciano, lo tradujo Marc Sala como le dio la gana y sin relación con lo dicho. Y eso que él (lo digo por el nombre) seguramente podía saber de qué estaba hablando, pero el que no lo entendiera en la lengua de Ausias March y de Raimon se quedó sin conocer las palabras de Camps. Hoy jueves, día 12, a las 7,30, Juan Ramón Lucas, conductor del programa En días como hoy, se mofaba de la comparecencia de Rajoy y los suyos en comandita solemne. La escenificación de la protesta a cargo de la ejecutiva al completo le ha servido a la radio pública para sumarse a la partida de escopetas de El País y Público, que se cachondean de lo que califican como teorías conspirativas, y a las risotadas como tiros del Ministro de Justicia. Para éste, los populares, cornudos y apaleados, son motivo de la mayor hilaridad. Si feo está lo de la corrupción, tampoco está bonito la que han montado Bermejo y Garzón. Lo uno no quita lo otro.
El martes, 10, en el informativo Catorce horas de RNE, cuando arreciaba el asunto, le pusieron un micro a Camps para que diera explicaciones sobre las salpicaduras de la trama en su tierra. Daba igual, porque lo que dijo, en valenciano, lo tradujo Marc Sala como le dio la gana y sin relación con lo dicho. Y eso que él (lo digo por el nombre) seguramente podía saber de qué estaba hablando, pero el que no lo entendiera en la lengua de Ausias March y de Raimon se quedó sin conocer las palabras de Camps. Hoy jueves, día 12, a las 7,30, Juan Ramón Lucas, conductor del programa En días como hoy, se mofaba de la comparecencia de Rajoy y los suyos en comandita solemne. La escenificación de la protesta a cargo de la ejecutiva al completo le ha servido a la radio pública para sumarse a la partida de escopetas de El País y Público, que se cachondean de lo que califican como teorías conspirativas, y a las risotadas como tiros del Ministro de Justicia. Para éste, los populares, cornudos y apaleados, son motivo de la mayor hilaridad. Si feo está lo de la corrupción, tampoco está bonito la que han montado Bermejo y Garzón. Lo uno no quita lo otro.
Así que hoy da igual lo que diga Rajoy. Suena a ese grosero y viejo dicho: Te pongas como te pongas, te tengo que joder.
1 comentario:
Sí. Es como aquél "habla mucho, que no te escucho"
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