martes, 4 de mayo de 2010

La influencia griega

Cuando Occidente volvía la mirada hacia el extremo meridional de la península balcánica, el Peloponeso, la parte más próxima de Asia Menor y hacia las costas bañadas por los mares Egeo, Jónico y Mediterráneo, solía producirse un florecimiento en todos los órdenes, en la cultura, en las artes o en las ciencias. La influencia helenística –directa o a través de Roma- se extendió desde Iberia hasta los confines de Oriente, donde la llevó Alejandro Magno, y comprende desde Aristóteles (aunque en un sentido amplio llegaría a los presocráticos) al neoplatonismo. Impregna al cristianismo, al grueso de las corrientes filosóficas, la política y el pensamiento. A las Guerras Médicas se remontan los enfrentamientos de dos civilizaciones que ahora se quiere aliadas. La Grecia de la Antigüedad da nombre a instituciones y modos de entender las relaciones sociales: la democracia. La vuelta a los clásicos estuvo en la base del Renacimiento y tal vez los pioneros de la Unión Europea tuvieron esa idea presente cuando residenciaron en Roma los tratados constitutivos de la Unión.
La historia toma un giro insospechado y Europa, raptada por Zeus en la mitología, acude en socorro del olimpo, de una acrópolis que se desmorona y a la que apuntala para evitar su hundimiento. Eugenio D´Ors, el de los experimentos con gaseosa, el del Noucentisme, el que por mor de sus planteamientos clasicistas renegó del Modernismo, decía que “todo lo que no es tradición, es plagio”. Esperemos, ahora, mirar a Grecia para seguir inspirándonos en su tradición, en sus ruinas arquitectónicas, en lugar de copiar su ruina económica. Hay que tener cuidado en no dar el valor de lo antiguo a lo que simplemente es viejo y cochambroso, a lo que no pasa de caduco y rancio. No faltarán chamarileros que pretendan engañarnos.
En Grecia empezó todo: nuestra civilización al completo. ¡A ver si acaba ahí también!
___
P.S. No quisiera haber acertado de pleno cuando advertí, hace más de un año, del riesgo de contagio heleno.
Perdón por la inmodestia y por el ripio.

No hay comentarios: