Y por excelencia. Uno de los mejores porteros que
hay bajo los palos. Fuera es otro cantar; cantar de los cantares, lo sacas de
ahí y lo sacas de sus casillas.
Yo también lo he sentido, pero no de ahora sino de
cuando empezó a colocarse por delante del equipo, en lugar de situarse detrás de
todos, en su sitio. Pero no, no me ha gustado que le pitara la afición y hasta
se me ha encogido el corazón cuando se emocionó en la rueda de prensa, haciendo
que olvidara… la pasta que va a cobrar del club por el tiempo que le restaba de contrato. Como Mou vamos.
Es uno de los ejemplos más palmarios que se conocen
de la manipulación de la prensa, de la existencia y alcance de las campañas
mediáticas. Decía Roncero el otro día que añoraba el Madrid de Bernabéu. ¿Pues
qu é pasó con Di Stéfano en una situación parecida, tras un
enfrentamiento con Miguel Muñoz? ¿Y que habría hecho Don Santiago si se hubiera
encontrado con que el capitán, en respuesta a una de sus celebres santiaguinas
(como la que les echó Floren –salvando las distancias- tras la mayor debacle de
la temporada contra el Atlético), va y le suelta que tampoco había sido para
tanto? ¿Y lo de la humildad? ¿Con Arbeloa? ¿O con Diego López, un tío que
declaró que cada minuto que estaba en el Madrid era un regalo, mientras que Iker
andaba amagando con largarse desde hace dos temporadas porque estaba en el
banquillo?
Cuando un jugador titular regresa de una lesión y el
que lo viene sustituyendo lo hace bien, la prensa monta su circo: ¿ahora, quién
va a jugar? ¿Cómo va a quitar el entrenador a quien está demostrando que vale,
al menos, tanto como el otro? Pero claro, éste es distinto. Hace ya mucho que
lo elevaron a los altares. Si hasta le reconoció a Gabilondo que le vino bien
el toque de atención de Mourinho para trabajar y esforzarse, porque había
bajado su rendimiento. Se le vio entrenarse como un paquete mientras los otros
porteros saltaban con agilidad un listón situado a la altura de la cadera.
Xavi y los del Barça –flaco favor que le hacen ante
el madridismo- se rasgan las vestiduras y se quejan del trato. Pero no lo
ficharían.
Pero bueno, después de una temporada exitosa, y a
pesar de los cantos de sirena de clubes importantes, Sergio ha decidido que se
queda. Me refiero a Sergio Llull, claro está.
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