Decía
John Carlin en El País, allá por el
mes de febrero del año pasado, en un artículo titulado El Pato Donald para presidente, que «el problema no es Trump sino
quienes creen que es la persona indicada para la presidencia». Se refería
también al análisis satírico de P. J. O’Rourke (quien «por cierto, es muy de
derechas», apostillaba Carlin), según el cual «sus compatriotas le están
gastando una broma al resto del mundo. “Muchos republicanos dicen que dan su
apoyo a un personaje de historieta… al Pato Donald”.» Y citaba, en términos casi
premonitorios a Orson Wells: «La popularidad no debería ser la medida a la hora
de elegir políticos. Si fuera así el Pato Donald estaría en el senado.»
Según
la Wikipedia, «Donald [Duck] suele intentar ver las cosas con positivismo y
alegría (aunque muchas veces acaba montando en cólera cuando se le tuercen las
cosas). Uno de sus movimientos más característicos es su singular manera de
saltar sobre uno de sus pies cuando se enfada, a la vez que grita de manera
incoherente.»
El primer presidente antisistema ha adelantado a Pablo Iglesias, aunque sea por la derecha. ¿Cómo que eso no vale? La falta de respeto a las reglas es la primera norma de los antisistemas. Y le siguen el matonismo, las contradicciones permanentes, el desprecio por los políticos profesionales (la casta), la mentira, la manipulación, el populacherismo patán y zafio...
El primer presidente antisistema ha adelantado a Pablo Iglesias, aunque sea por la derecha. ¿Cómo que eso no vale? La falta de respeto a las reglas es la primera norma de los antisistemas. Y le siguen el matonismo, las contradicciones permanentes, el desprecio por los políticos profesionales (la casta), la mentira, la manipulación, el populacherismo patán y zafio...
No tuvo relación con el tío Jesús Gilito, con quien coincidía en muchos aspectos: profesionales, de carácter, ideológicos, de educación..., pero si los hubieran presentado, rápidamente se habrían reconocido como de la familia.
La realidad vuelve a imitar a la ficción.
La realidad vuelve a imitar a la ficción.
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