lunes, 8 de diciembre de 2008

Padres asesinos

Esta vez el enunciado no se acompaña del latiguillo habitual (“y madres”) por la misma razón, precisamente, que en otras circunstancias se impone: lo políticamente correcto.
El anuncio de la DGT es infame y gilipollas. Vale que lancen una campaña para concienciar de la importancia de colocar el cinturón de seguridad a los niños, sin embargo, lo que han hecho, confundiendo lo impactante con lo insultante, es injustificable. El bodrio es sintomático de la manía normativa del gobierno, de su obsesión ordenancista, de su irreprimible deseo de entrometerse en vidas y haciendas, de invadirlo todo, de no dejar que nada escape a su control. Tampoco la familia puede gozar de libre albedrío y, a ese fin, la televisión, es el Gran Hermano, el perfecto instrumento de control y manipulación. Insisto: estoy de acuerdo con colocar el cinturón (aunque la mayoría de coches han empezado a incorporarlo en los asientos traseros hace poco) pero no con equiparar el que se deje de hacer al maltrato.
Aparte, el anuncio es revelador de otras cosas. ¿Por qué la madre, en lugar de asesinar al hombre con la mirada, en vez de censurarle su falta de autoridad, de criminalizarlo, no coge y le pone el cinturón al niño, coño? ¿La igualdad no exige corresponsabilidad? ¿En qué quedamos? ¿Que le da igual lo que le pase a su hijo como no le importa cometer la misma falta que tan severamente reprocha con su gesto? Si tan evidente resulta el delito, ¿qué pasa, que la mujer prefiere imputárselo al marido en vez de evitar que el niño sufra daño?
Está claro: culpabilizar a la madre, al mismo nivel que al padre, no es políticamente correcto. La corrección política es una gigantesca generalización, lo que supone incurrir en una colosal y absurda injusticia, en este caso, la presunción de culpabilidad global para los hombres. A esto estamos llegando.
Lo espeluznante de la cuestión es que si le pasara algo a ese hijo de ficción, si por desgracia sucede eso que se sugiere, ya sea por despiste, desconocimiento o desidia, el que lo sentiría de verdad sería el padre (y la madre), no el hijo de... del Director General de Tráfico o del publicista. Sin perdón.
Lo dice uno que lo es (padre) por triplicado.

1 comentario:

Mike dijo...

Este anuncio hubiera provocado pancartadas, si se hubiera dado durante un gobierno del PP.

En cualquier caso, al publicista es para tirarlo escaleras abajo.

Saludos!