El pasado 1 de diciembre, se celebró el Día Mundial contra el SIDA y la Conselleria de Sanidad de la Generalitat Valenciana regaló condones a montones. Iban destinados a los… valencianos y no como en Cataluña, que los enviaron a Mozambique, Guatemala y Etiopía. Cuando se supo, además, de la liberalidad de los catalanes, se recordó el episodio aquél del barco de profilácticos que mandaron los chinos a Cuba (cuando eran comunistas de verdad; ahora, se los venderían en un bazar todo-a-un-euro) y el cachondeo que se organizó en la isla por el tamaño del adminículo. “A caballo regalado”, dirían los asiáticos. Sirvieron –se dijo- para elevar la moral de los cubanos. ¿No se acuerdan del juego: "A La Habana ha llegado un barco cargado de..."? ¿O no era así? A los de aquí, por lo menos, les tendrán cogida la medida.
De modo que no se puede decir que la idea de la Conselleria sea original. A mí no es que me parezca mal pero me llama la atención ver, quiero decir imaginar, o sea pensar, es igual, dejémoslo, dónde se mete el dinero de los contribuyentes, a donde van a parar los impuestos que pagamos.
Cuando empezó esto de las autonomías, un amigo que era una fiera (opositando, no vayan a pensar) sacó plaza en Presidencia de la Generalitat. Entonces estaba lo del Consell Preatonòmic. A pesar de que eran novatos, los políticos de aquella hora temprana sabían que había que rodearse de una cohorte de funcionarios que proporcionaran sensación o certeza de poder. Así que, cuando tomó posesión de su cargo de técnico, les preguntó a los auxiliares cuál era su cometido. Más que nada para acoplarse al tema. Aquéllos respondieron unánimes que en realidad no se ocupaban de nada, que estaban esperando que llegara él para que les dijera lo que tenían que hacer. El pobre acabó corrigiendo los borradores de las disposiciones legales. No se vayan a creer: lo que revisaba eran las faltas de ortografía, aunque con tan poca fortuna que los textos salían publicados en el diario oficial tal y como le habían llegado. No le iba lo de tocarse los huevos como al del chiste, así que se hartó y renunció al puesto de trabajo.
A mi amigo le apasionaba el derecho, sobre todo el administrativo. Para gustos, colores. Yo, lo único claro que tenía es que el derecho penal no guardaba relación con la rectitud del pene. Él me explicaba la teoría del órgano (administrativo), sus partes, el acto (también administrativo), que el órgano corporativo (sí, sí, de cuerpo, claro), es el que está formado por más de un miembro (aquí no vale lo de miembra). A mí todo aquello me parecían marranadas.
Por lo menos en algo hemos avanzado: el órgano ya tiene su función específica (me parece), y a los preservativos no les hace falta prospecto ni manual de instrucciones.
De modo que no se puede decir que la idea de la Conselleria sea original. A mí no es que me parezca mal pero me llama la atención ver, quiero decir imaginar, o sea pensar, es igual, dejémoslo, dónde se mete el dinero de los contribuyentes, a donde van a parar los impuestos que pagamos.
Cuando empezó esto de las autonomías, un amigo que era una fiera (opositando, no vayan a pensar) sacó plaza en Presidencia de la Generalitat. Entonces estaba lo del Consell Preatonòmic. A pesar de que eran novatos, los políticos de aquella hora temprana sabían que había que rodearse de una cohorte de funcionarios que proporcionaran sensación o certeza de poder. Así que, cuando tomó posesión de su cargo de técnico, les preguntó a los auxiliares cuál era su cometido. Más que nada para acoplarse al tema. Aquéllos respondieron unánimes que en realidad no se ocupaban de nada, que estaban esperando que llegara él para que les dijera lo que tenían que hacer. El pobre acabó corrigiendo los borradores de las disposiciones legales. No se vayan a creer: lo que revisaba eran las faltas de ortografía, aunque con tan poca fortuna que los textos salían publicados en el diario oficial tal y como le habían llegado. No le iba lo de tocarse los huevos como al del chiste, así que se hartó y renunció al puesto de trabajo.
A mi amigo le apasionaba el derecho, sobre todo el administrativo. Para gustos, colores. Yo, lo único claro que tenía es que el derecho penal no guardaba relación con la rectitud del pene. Él me explicaba la teoría del órgano (administrativo), sus partes, el acto (también administrativo), que el órgano corporativo (sí, sí, de cuerpo, claro), es el que está formado por más de un miembro (aquí no vale lo de miembra). A mí todo aquello me parecían marranadas.
Por lo menos en algo hemos avanzado: el órgano ya tiene su función específica (me parece), y a los preservativos no les hace falta prospecto ni manual de instrucciones.
N. del T. Para los no iniciados, el mensaje de la caja que aparece en la imagen es: "sexualidad sin dudas".
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