ay quien volviera.
Qué no daría
por mirarme, patria mía,
en tu cielo azul.
(Del pasodoble Suspiros de España).
Españoles fuera de España es un ensayo de Gregorio Marañón sobre una serie de compatriotas egregios que triunfaron allende nuestras fronteras. Bien, ya se sabe que lo jodido es que uno sea profeta en su tierra. Pero este fin de semana los españoles viajeros lo que han hecho ha sido introducir otra piedra en el zapato de Zapatero. Si no fuera porque las relaciones con el pequeño Napoleón se han normalizado (es que empezaron fatal con aquel show que protagonizó nuestro Presidente en las elecciones galas: “¡Ségolène!, ¡Ségolène!”) quién sabe si no hubiéramos tenido conflicto diplomático. Porque la afrenta que hemos contemplado no se recordaba desde que nos volcaban camiones de fruta y, encima, ha partido de una paisana. En la foto de arriba se ve cómo los turistas expresan por escrito sus dudas:
—¿Qué somos? ¡Ah, ya!
—¿Y cómo dices que se escribe eso?
Ahí, en la esquina superior izquierda se aprecia (regular, porque tampoco se puede ampliar mucho, que pixela) la situación ultrajante, la señora con la pancarta: “Sarkozy, sácanos de aquí”. En la imagen de abajo, donde hay unanimidad en cruzar los dedos y las piernas (sólo una las cruza hacia el otro lado), se observa, destacado el gesto por un círculo rojo, que una mujer amenaza con enseñar un teta. Como sabe que Nicolás es un seductor y un mujeriego... ahora que vete a averiguar cómo se lo tomaría Carla Bruni. Y mira que, desde que cogieron a Roldán, nuestro Gobierno no había tenido que resolver ningún problema en el aeropuerto de Bangkok.
Fuentes autorizadas del Ministerio de Exteriores han confirmado que el mensaje de la pancarta era sólo porque rimaba (será en asonante y aún así qué quieren que les diga). Menos mal.
Fuentes autorizadas del Ministerio de Exteriores han confirmado que el mensaje de la pancarta era sólo porque rimaba (será en asonante y aún así qué quieren que les diga). Menos mal.
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